Si el cantante brasileño Roberto Carlos viviera en Japón, se reiría de este servicio. Claro, él ya tiene más de un millón de amigos, según popularizó a través de su canción, y no necesitaría ninguno más. Sin embargo, pareciera que entre los nipones los amigos no abundan, y de allí el auge de una empresa que los alquila, por hora o por día.
Allí, el negocio de alquilar amigos se ofrece para sacarse fotos y subirlas a las redes; para asistir a eventos sociales, y hay gente que también contrata a personas para asistir a una cita ficticia, o para que se hagan pasar por familiares, entre otras muchas variantes que, en definitiva, pretenden simular una pertenencia y así combatir la soledad. Es un negocio que está en auge en Japón, donde aumentan los empleados en esos trabajos, pero también en distintos portales de internet que se ofrecen para casi todos los países.
“En la actualidad -cuenta Yuichi Ishii, quien ideó el negocio hace una década- el producto estrella es alquilar amigos para hacerse selfies junto al cliente y colgarlas en Instagram u otras redes sociales”.
Ishii comenzó el emprendimiento tras haber acompañado a una amiga, madre soltera, y hacerse pasar por su marido durante una entrevista de acceso para una guardería privada de Tokio, donde no aceptaban a niños de familias monoparentales.
Pero además de la suya, decenas de compañías proliferaron en los últimos años en Japón, entre ellas algunas dedicadas exclusivamente a personas solteras o de edad avanzada, lo que responde a la caída del número de matrimonios y al acelerado envejecimiento demográfico en ese país.
También se ofertan servicios tan específicos como contratar a un acompañante para visitar el parque de atracciones Disneyland, o contemplar el “sakura” (cerezos en flor), asistir a un funeral, salir a correr o ir al karaoke, entre otros servicios.
En el caso puntual de Ishii, a aquel primer favor entre amigos le siguieron otros, como reunir a personas para hacer de “invitados de relleno” en bodas, y a partir de entonces decidió profesionalizar sus servicios, ampliarlos y promocionarlos a través de las redes sociales.
Su empresa cuenta hoy con 1.200 empleados o “actores”, como él los llama, y dispone de un amplio menú que incluye el alquiler por horas de amigos, padres, madres, maridos, esposas, novios, hijos o compañeros de trabajo.
Ishii explica que el precio de un actor para estos casos es de 8.000 yenes (unos 60 euros) y que su empresa recibe unos 50 encargos mensuales de este tipo.
Sus “actores” pueden llegar a compaginar papeles en hasta cinco familias distintas, mientras que el cliente puede elegir entre ellos en función de sus preferencias sobre aspecto físico y personalidad.
“La gente quiere construir su propia imagen de marca a través de las redes sociales. Nosotros les ayudamos ofreciéndoles a acompañantes atractivos, con estilo y que saben posar”, señala Ishii.
Otros clientes, en cambio, buscan cubrir necesidades muy distintas, como quienes contratan a un novio o a una novia para verlos una vez a la semana por unos 15.000 yenes (112 euros), o los que alquilan padres y madres para sus hijos en varias ocasiones al mes, a razón de 20.000 yenes la sesión (150 euros).
“Me di cuenta de que existían injusticias en la sociedad japonesa, y vi que era posible ofrecer servicios para cubrir esos huecos”, señala Ishii, fundador de “Family Romance”, la empresa pionera en su ámbito en Japón.
Otros servicios que se ofrecen, a valores similares, son contemplar el “sakura” (cerezos en flor, un ritual romántico), asistir a un funeral, salir a correr, ir al karaoke, o hasta discutir condiciones de trabajo con un “subalterno”.
El tarifario japonés de “la amistad”
€ 150
Alquilar padres o madres para sus hijos en varias ocasiones al mes, se cotiza a razón de 150 euros la sesión.
€ 112
Contratar a un novio o a una novia para verlos una vez a la semana, tiene un costo de 112 euros por cada vez.
Fuente: El Día