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Los cambios positivos que experimenta el organismo tras dejar de fumar - Ciencia y Técnica

03/03/2018

Uno de los hábitos más fáciles de incorporar, y muy difícil de abandonar, es el cigarrillo. Además de la cuestión económica, donde un atado cuesta hoy por hoy alrededor de los 60 pesos, los efectos perjudiciales en el cuerpo a corto, mediano y largo plazo son importantes.

Intentar dejarlo conllevará una enorme ansiedad en los primeros días como consecuencia de la adicción a la nicotina. Además, la dependencia física, social y psicológica harán que las primeras semanas sean muy difíciles.

En abstinencia del cigarrillo, una persona puede experimentar varios síntomas: irritabilidad, somnolencia, fatiga, dificultad para concentrarse, trastornos del sueño, aumento de peso y urgencia de fumar. Sin embargo, el momento más crítico donde la ansiedad por volver a fumar es muy fuerte ocurre durante la primera semana, algo que disminuye con el paso de los días.

Aunque no sea sencillo, dejar de fumar significa un enorme logro para la salud, y los beneficios se pueden percibir desde el primer momento. Pasadas las semanas y los meses, el organismo mejorará considerablemente.

Los beneficios son los siguientes:

A los 20 minutos: Bajan la frecuencia cardíaca y la presión arterial. La temperatura de manos y pies regresan a rangos normales.
A las 12 horas: El monóxido de carbono en la sangre se reduce al valor normal.
1 día: Los niveles de ansiedad llegan al máximo y tomará dos semanas antes que vuelvan a la normalidad.
2 días: Las terminaciones nerviosas dañadas empiezan a regenerarse y los sentidos del olfato y el gusto se normalizan. La irritabilidad por la falta de nicotina llega a su más alto nivel.
3 días: El 90% de la nicotina ya fue sintetizada y eliminada a través de la orina. La ansiedad y ganas de fumar aumentan. El funcionamiento pulmonar comienza a mejorar.
Una semana: Aparecerán episodios de fuertes deseos por fumar durante el día que pueden durar tres minutos cada uno.
Desde las 2 semanas a 3 meses después: La circulación mejora y aumenta la función pulmonar.
De 1 a 9 meses después: Disminuyen la tos, la congestión nasal, el cansancio y la dificultad para respirar; los cilios pulmonares vuelven a crecer y recuperan su función normal. Se puede manejar la mucosidad manteniendo los pulmones limpios, evitando infecciones.
1 año después: El riesgo excesivo de presentar insuficiencia coronaria se reduce a la mitad del que tienen los fumadores.

Fuente: El Día

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