Universatil

Una onda expansiva - Cultura y Entretenimiento

28/12/2018

 

Cada vez más universidades llevan sus aulas al terreno de la web. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación se fueron integrando a la educación superior, fortaleciendo la modalidad de educación a distancia, expandiendo los alcances territoriales de las ofertas educativas y abriendo las posibilidades de estudio a más alumnos.
Cada vez más universidades llevan sus aulas al terreno de la web.Cada vez más universidades llevan sus aulas al terreno de la web. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación se fueron integrando a la educación superior, fortaleciendo la modalidad de educación a distancia, expandiendo los alcances territoriales de las ofertas educativas y abriendo las posibilidades de estudio a más alumnos.

 

 

La rápida expansión de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha provocado, entre otras consecuencias, transformaciones en la organización de la sociedad y en las prácticas culturales, además de nuevas formas de conocimiento y de pensamiento. La cada vez más extendida incorporación de las TIC no eludió las prácticas educativas de educación superior y su incorporación a ellas no tiene marcha atrás. 
En el actual mundo hiperconectado y globalizado -aunque lleno de desigualdades y contradicciones- las tecnologías de la información y la comunicación ofrecen al sistema universitario la alternativa de generar nuevos espacios de formación y múltiples posibilidades didácticas y pedagógicas. Hoy, existen cada vez más experiencias educativas por fuera de los espacios tradicionales y el conocimiento circula trascendiendo los límites de las aulas. El uso de las TIC ha favorecido, entre otros aspectos, diversas maneras de acceder a la educación. 
En este escenario, muchas universidades nacionales han incorporado o profundizado la modalidad de educación a distancia mediante ofertas académicas virtuales que responden a ciertas demandas de la sociedad actual, ligadas a la necesidad de tiempos y lugares alejados de las modalidades presenciales habituales. 
Así, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación se fueron integrando a la educación superior, fortaleciendo la modalidad de educación a distancia, expandiendo los alcances geográficos de las ofertas educativas y abriendo las posibilidades de estudio a más alumnos. 
Bajo esta alternativa, las instituciones han logrado incorporar estudiantes que, por problemas de distancia y tiempo, no podrían acceder a una carrera universitaria. Como resultado, la inclusión y la virtualidad se han conjugado achicando algunas brechas sociales y otras desigualdades en el acceso a la educación.
Mariana Vera Rossi, Directora académica de la oferta de educación a distancia de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF Virtual), destaca la función social de las nuevas tecnologías y la posibilidad de acceder a una enseñanza de calidad desde cualquier lugar: “En muchos casos, alumnos rezagados por la modalidad presencial pueden completar sus estudios universitarios gracias a la posibilidad de organizar sus tiempos personales y laborales. Las tecnologías que se utilizan son, en sí mismas, inclusivas y accesibles.”
Por su parte, Walter Campi, Secretario de Educación Virtual de la Universidad Nacional de Quilmes, argumenta que “el uso de tecnologías para la inclusión da respuestas a agendas laborales complicadas”, pero también a estudiantes con alguna discapacidad, dado que puede tener una “educación de calidad gracias a la mediación tecnológica”.
El carácter masivo de las TIC permite que sean creadas y adaptadas a los diferentes escenarios territoriales y sociales, contemplando incluso distintas solicitudes individuales. En este sentido, María Catalina Nosiglia, Secretaria de Asuntos Académicos de la Universidad de Buenos Aires (UBA), señala que, en un contexto de masividad, “expandir y diversificar las propuestas de enseñanza constituye una estrategia pertinente para ofrecer una formación más personalizada que atienda a los distintos estilos de aprendizaje.”
Sin embargo, Nosiglia establece que, aunque el fortalecimiento de la modalidad de educación a distancia en las universidades es una tendencia internacional, “la incorporación de las nuevas tecnologías disponibles demanda un trabajo riguroso de vigilancia pedagógica y epistemológica. Es decir, la incorporación de tecnologías debe tener un sentido didáctico ya que, de lo contrario, se banaliza la propuesta formativa y no se logra potenciar las prácticas de enseñanza.” Para lograr este objetivo, la Secretaria de Asuntos Académicos de la UBA asegura que es fundamental el “trabajo interdisciplinario donde los docentes de las cátedras, que se especializan en un contenido disciplinar, trabajen de forma articulada con los equipos pedagógicos y técnicos para diseñar las mejores prácticas posibles.” 
Laura Virginia Garbarini, Directora del Campus Virtual de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa), reconoce que el uso de las TIC favorece “la inclusión, la democratización del conocimiento y las mejoras en las propuestas formativas”, pero advierte sobre la complejidad de la relación entre las tecnologías y las prácticas educativas: “Incorporar nuevas tecnologías no es suficiente para mejorar la calidad de la educación. El avance e impacto de la esfera tecnológica en todo el sistema social exige una revisión continua de las condiciones y de los escenarios en los que la mencionada relación se establece, y también la adopción de un pensamiento en prospectiva que permita anticipar los cambios posibles en las instituciones educativas y en sus actores (…) La articulación interdisciplinaria, la relación de la universidad con los problemas de la sociedad y la intervención en la práctica, como estrategias didácticas, y apoyadas en entornos digitales, potencian la construcción de conocimientos, el trabajo en red y enriquecen la comunicación entre todos los actores involucrados.”
Potenciar las funciones sustantivas de la universidad 
Como hemos mencionado, hoy la expansión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están cambiando el escenario político, económico, cultural y social. En el siglo XXI, la educación superior debe incorporar el potencial que ofrecen estas herramientas, pero con fines pedagógicos y didácticos. Así lo entiende también Nosiglia, pero aclara que no se debe enfrentar a la educación virtual y a la presencial como dicotómicas, sino que resulta fundamental concebir a las TIC “como potenciadoras de las funciones sustantivas de las universidades.”
En efecto, a la mayoría de los educadores les preocupa la utilización didáctica y pedagógica de las TIC. “Usar las tecnologías sólo porque están disponibles es irresponsable”, enfatiza Campi. Y en la misma línea, Rossi afirma que en la actualidad “la información está en la nube y en la memoria colectiva, y la universidad deberá encargarse de hacer de esa información un cuerpo organizado de conocimientos.”
Hoy es necesario pensar en la idea de “multialfabetización” en la educación superior, advierte Garbarini. “Una alfabetización simultánea en lectoescritura, competencias audiovisuales, digitales e informacionales, de manera integrada y transversal en toda la propuesta curricular. En las universidades del siglo XXI, esto se logrará no sólo con la educación a distancia, sino con la utilización de aulas virtuales como apoyo a la presencialidad, incorporando a la enseñanza presencial las tecnologías digitales, y avanzando en un modelo de enseñanza mixto, que combine presencialidad y virtualidad”, resume.
En este sentido, Campi establece que en este siglo la universidad y sus miembros son “híbridos” y “anfibios” porque se puede alternar entre el mundo virtual y el presencial. “Este ser bimodal estaría más cómodo en una institución que confíe en las competencias adquiridas en uno y otro medio”, sentencia, para luego añadir que “la hibridación de las modalidades, entendida como gestión del currículo, es un fenómeno que está sucediendo, más allá de la intención política de las universidades.” No obstante, Campi recuerda que el verdadero problema es “cómo gestionar nuevos recorridos académicos antes insospechados”, porque la formación online será, “más temprano que tarde, parte de casi todas las ofertas académicas.”
UBA XXI: introducir la educación a distancia
Desde 1986, la Universidad de Buenos Aires cuenta con el Programa UBA XXI, un proyecto que incorporó en el ámbito universitario argentino la modalidad de educación a distancia. Durante sus inicios, sólo ofertaba las dos asignaturas del CBC comunes a todas las carreras. 
Desde su creación, UBA XXI ha realizado un extenso recorrido en el que fue incorporando los recursos tecnológicos disponibles. Nosiglia explica que, durante su extensa trayectoria, “se elaboraron distintos materiales de estudio con el fin de ofrecer recursos didácticos diversos y de calidad que favorezcan el aprendizaje de los estudiantes”. Más recientemente, se buscó crear espacios de formación personalizados y “se elaboró una oferta de múltiples instancias que combina tutorías presenciales y optativas”. A su vez, se creó una página web y un campus virtual para el dictado de las materias. “Estos espacios ofrecen herramientas como recursos audiovisuales, foros y tutorías virtuales que se convierten en espacios de debate y de trabajo colaborativo”, especifica la Secretaria. “Otro recurso incorporado recientemente fue el uso con fines didácticos de las redes sociales como Facebook y Twitter. Esto permitió realizar un mejor acompañamiento de los estudiantes y la generación de nuevos canales de comunicación más efectivos”, dice. 
Además, durante 2018 se extendió a todas las asignaturas del Programa UBA XXI la incorporación de tutorías en línea a través de YouTube. Al respecto, Nosiglia asegura que “el Área de Investigación de UBA XXI ha registrado resultados positivos ya que alrededor del 80% de los estudiantes participan en estos espacios de aprendizaje. Creemos que estos niveles elevados de participación guardan estrecha relación con las facilidades que ofrecen los dispositivos móviles mediante los cuales se accede a las tutorías virtuales.” 
Universidad Virtual de Quilmes: la educación mediada por tecnologías 
La Universidad Nacional de Quilmes es pionera en educación a distancia en Argentina. Desde su creación de la Universidad Virtual de Quilmes (UVQ) en 1998, se convirtió en la primera institución de educación superior bajo esa modalidad en todo el territorio nacional.
El objetivo original fue colaborar con la terminalidad educativa de los alumnos que habían abandonado sus estudios, por lo que sus primeras ofertas eran ciclos de complementación curricular. Sobre las características de la población a la que apunta la UNQ, Campi señala que se trata de estudiantes que trabajan mientras estudian, por ello, “pueden tener, además de recorridos académicos atípicos, cambios abruptos en sus condiciones de vida, tales como el matrimonio, la maternidad o paternidad, la emergencia económica y una insospechablemente extensa lista de circunstancias que pueden terminar en trayectos estudiantiles muy dilatados y/o en el abandono de estudios.”
“Es importante recordar -continúa- que la mayoría de las carreras virtuales fueron pensadas originalmente como respuesta a esta necesidad. Podríamos inferir sin esfuerzo que se trata de carreras bimodales de hecho, en tanto ciclos de complementación curricular, diseñados para culminar en la modalidad virtual estudios presenciales incompletos, recuperar créditos, profesionalizar a trabajadores de la educación y de la salud, por ejemplo.” 
UNTREF Virtual: facilitar el acceso a aprendizajes
En el año 2002, la Universidad Nacional de Tres de Febrero crea UNTREF Virtual, unidad académica dedicada a la planificación, el desarrollo y la evaluación de programas formativos a distancia con modalidad virtual. Rossi establece que el propósito fundamental fue “responder a las demandas de formación y facilitar el acceso a aprendizajes de calidad y excelencia, más allá del lugar de residencia y la disponibilidad horaria.”
“La primera carrera dictada en modalidad virtual fue Gestión de Políticas Públicas y se creó para la formación de empleados públicos (idóneos) de todo el país en el marco de una política sostenida de la Universidad de establecer vínculos sólidos con otras organizaciones. Los primeros alumnos eran adultos que trabajaban, con experiencia en la tarea y sin formación académica”, explica.
Luego, la oferta se abrió a otras carreras y la matrícula tuvo un crecimiento regular y continuo desde la creación de UNTREF Virtual, siendo las carreras más elegidas Administración, Licenciatura en Historia y Contador Público Nacional. 
Campus Virtual UNLa: llevar ofertas formativas a todos los rincones del país
En 2009, se crea el Campus Virtual de la Universidad Nacional de Lanús. En sus orígenes, la propuesta contaba con seis aulas virtuales, pero casi diez años después se extendió a unas 1500, que son utilizadas por más de 14.000 usuarios, entre docentes y estudiantes. Entre ellos, se registran más de 1600 alumnos cursando en carreras a distancia de todas las provincias, llevando la propuesta de la universidad del conurbano bonaerense a todos los rincones del país. 
Respecto a los fines del Campus Virtual, Garbarini destaca el papel que cumplen las tecnologías digitales en relación a “su capacidad para ampliar las redes de producción y transmisión de conocimiento, y por inspirar la creación de ámbitos renovados para el trabajo académico entre docentes y estudiantes.”
En la actualidad, existen diversas propuestas con modalidad a distancia: además de ofrecerse varias carreras, se proponen más de cien espacios curriculares, entre materias de pregrado, grado, posgrado y cursos. Asimismo, el Campus participa en la virtualización de materiales y en la gestión de la plataforma virtual del Programa “Formarnos” (Programa de Formación de dirigentes en gestión pública y social) dependiente del Vicerrectorado.
La rápida expansión de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha provocado, entre otras consecuencias, transformaciones en la organización de la sociedad y en las prácticas culturales, además de nuevas formas de conocimiento y de pensamiento. La cada vez más extendida incorporación de las TIC no eludió las prácticas educativas de educación superior y su incorporación a ellas no tiene marcha atrás. 
En el actual mundo hiperconectado y globalizado -aunque lleno de desigualdades y contradicciones- las tecnologías de la información y la comunicación ofrecen al sistema universitario la alternativa de generar nuevos espacios de formación y múltiples posibilidades didácticas y pedagógicas. Hoy, existen cada vez más experiencias educativas por fuera de los espacios tradicionales y el conocimiento circula trascendiendo los límites de las aulas. El uso de las TIC ha favorecido, entre otros aspectos, diversas maneras de acceder a la educación. 
En este escenario, muchas universidades nacionales han incorporado o profundizado la modalidad de educación a distancia mediante ofertas académicas virtuales que responden a ciertas demandas de la sociedad actual, ligadas a la necesidad de tiempos y lugares alejados de las modalidades presenciales habituales. 
Así, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación se fueron integrando a la educación superior, fortaleciendo la modalidad de educación a distancia, expandiendo los alcances geográficos de las ofertas educativas y abriendo las posibilidades de estudio a más alumnos. 
Bajo esta alternativa, las instituciones han logrado incorporar estudiantes que, por problemas de distancia y tiempo, no podrían acceder a una carrera universitaria. Como resultado, la inclusión y la virtualidad se han conjugado achicando algunas brechas sociales y otras desigualdades en el acceso a la educación.
Mariana Vera Rossi, Directora académica de la oferta de educación a distancia de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF Virtual), destaca la función social de las nuevas tecnologías y la posibilidad de acceder a una enseñanza de calidad desde cualquier lugar: “En muchos casos, alumnos rezagados por la modalidad presencial pueden completar sus estudios universitarios gracias a la posibilidad de organizar sus tiempos personales y laborales. Las tecnologías que se utilizan son, en sí mismas, inclusivas y accesibles.”
Por su parte, Walter Campi, Secretario de Educación Virtual de la Universidad Nacional de Quilmes, argumenta que “el uso de tecnologías para la inclusión da respuestas a agendas laborales complicadas”, pero también a estudiantes con alguna discapacidad, dado que puede tener una “educación de calidad gracias a la mediación tecnológica”.
El carácter masivo de las TIC permite que sean creadas y adaptadas a los diferentes escenarios territoriales y sociales, contemplando incluso distintas solicitudes individuales. En este sentido, María Catalina Nosiglia, Secretaria de Asuntos Académicos de la Universidad de Buenos Aires (UBA), señala que, en un contexto de masividad, “expandir y diversificar las propuestas de enseñanza constituye una estrategia pertinente para ofrecer una formación más personalizada que atienda a los distintos estilos de aprendizaje.”
Sin embargo, Nosiglia establece que, aunque el fortalecimiento de la modalidad de educación a distancia en las universidades es una tendencia internacional, “la incorporación de las nuevas tecnologías disponibles demanda un trabajo riguroso de vigilancia pedagógica y epistemológica. Es decir, la incorporación de tecnologías debe tener un sentido didáctico ya que, de lo contrario, se banaliza la propuesta formativa y no se logra potenciar las prácticas de enseñanza.” Para lograr este objetivo, la Secretaria de Asuntos Académicos de la UBA asegura que es fundamental el “trabajo interdisciplinario donde los docentes de las cátedras, que se especializan en un contenido disciplinar, trabajen de forma articulada con los equipos pedagógicos y técnicos para diseñar las mejores prácticas posibles.” 
Laura Virginia Garbarini, Directora del Campus Virtual de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa), reconoce que el uso de las TIC favorece “la inclusión, la democratización del conocimiento y las mejoras en las propuestas formativas”, pero advierte sobre la complejidad de la relación entre las tecnologías y las prácticas educativas: “Incorporar nuevas tecnologías no es suficiente para mejorar la calidad de la educación. El avance e impacto de la esfera tecnológica en todo el sistema social exige una revisión continua de las condiciones y de los escenarios en los que la mencionada relación se establece, y también la adopción de un pensamiento en prospectiva que permita anticipar los cambios posibles en las instituciones educativas y en sus actores (…) La articulación interdisciplinaria, la relación de la universidad con los problemas de la sociedad y la intervención en la práctica, como estrategias didácticas, y apoyadas en entornos digitales, potencian la construcción de conocimientos, el trabajo en red y enriquecen la comunicación entre todos los actores involucrados.”
Potenciar las funciones sustantivas de la universidad 
Como hemos mencionado, hoy la expansión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están cambiando el escenario político, económico, cultural y social. En el siglo XXI, la educación superior debe incorporar el potencial que ofrecen estas herramientas, pero con fines pedagógicos y didácticos. Así lo entiende también Nosiglia, pero aclara que no se debe enfrentar a la educación virtual y a la presencial como dicotómicas, sino que resulta fundamental concebir a las TIC “como potenciadoras de las funciones sustantivas de las universidades.”
En efecto, a la mayoría de los educadores les preocupa la utilización didáctica y pedagógica de las TIC. “Usar las tecnologías sólo porque están disponibles es irresponsable”, enfatiza Campi. Y en la misma línea, Rossi afirma que en la actualidad “la información está en la nube y en la memoria colectiva, y la universidad deberá encargarse de hacer de esa información un cuerpo organizado de conocimientos.”
Hoy es necesario pensar en la idea de “multialfabetización” en la educación superior, advierte Garbarini. “Una alfabetización simultánea en lectoescritura, competencias audiovisuales, digitales e informacionales, de manera integrada y transversal en toda la propuesta curricular. En las universidades del siglo XXI, esto se logrará no sólo con la educación a distancia, sino con la utilización de aulas virtuales como apoyo a la presencialidad, incorporando a la enseñanza presencial las tecnologías digitales, y avanzando en un modelo de enseñanza mixto, que combine presencialidad y virtualidad”, resume.
En este sentido, Campi establece que en este siglo la universidad y sus miembros son “híbridos” y “anfibios” porque se puede alternar entre el mundo virtual y el presencial. “Este ser bimodal estaría más cómodo en una institución que confíe en las competencias adquiridas en uno y otro medio”, sentencia, para luego añadir que “la hibridación de las modalidades, entendida como gestión del currículo, es un fenómeno que está sucediendo, más allá de la intención política de las universidades.” No obstante, Campi recuerda que el verdadero problema es “cómo gestionar nuevos recorridos académicos antes insospechados”, porque la formación online será, “más temprano que tarde, parte de casi todas las ofertas académicas.”
UBA XXI: introducir la educación a distancia
Desde 1986, la Universidad de Buenos Aires cuenta con el Programa UBA XXI, un proyecto que incorporó en el ámbito universitario argentino la modalidad de educación a distancia. Durante sus inicios, sólo ofertaba las dos asignaturas del CBC comunes a todas las carreras. 
Desde su creación, UBA XXI ha realizado un extenso recorrido en el que fue incorporando los recursos tecnológicos disponibles. Nosiglia explica que, durante su extensa trayectoria, “se elaboraron distintos materiales de estudio con el fin de ofrecer recursos didácticos diversos y de calidad que favorezcan el aprendizaje de los estudiantes”. Más recientemente, se buscó crear espacios de formación personalizados y “se elaboró una oferta de múltiples instancias que combina tutorías presenciales y optativas”. A su vez, se creó una página web y un campus virtual para el dictado de las materias. “Estos espacios ofrecen herramientas como recursos audiovisuales, foros y tutorías virtuales que se convierten en espacios de debate y de trabajo colaborativo”, especifica la Secretaria. “Otro recurso incorporado recientemente fue el uso con fines didácticos de las redes sociales como Facebook y Twitter. Esto permitió realizar un mejor acompañamiento de los estudiantes y la generación de nuevos canales de comunicación más efectivos”, dice. 
Además, durante 2018 se extendió a todas las asignaturas del Programa UBA XXI la incorporación de tutorías en línea a través de YouTube. Al respecto, Nosiglia asegura que “el Área de Investigación de UBA XXI ha registrado resultados positivos ya que alrededor del 80% de los estudiantes participan en estos espacios de aprendizaje. Creemos que estos niveles elevados de participación guardan estrecha relación con las facilidades que ofrecen los dispositivos móviles mediante los cuales se accede a las tutorías virtuales.” 
Universidad Virtual de Quilmes: la educación mediada por tecnologías 
La Universidad Nacional de Quilmes es pionera en educación a distancia en Argentina. Desde su creación de la Universidad Virtual de Quilmes (UVQ) en 1998, se convirtió en la primera institución de educación superior bajo esa modalidad en todo el territorio nacional.
El objetivo original fue colaborar con la terminalidad educativa de los alumnos que habían abandonado sus estudios, por lo que sus primeras ofertas eran ciclos de complementación curricular. Sobre las características de la población a la que apunta la UNQ, Campi señala que se trata de estudiantes que trabajan mientras estudian, por ello, “pueden tener, además de recorridos académicos atípicos, cambios abruptos en sus condiciones de vida, tales como el matrimonio, la maternidad o paternidad, la emergencia económica y una insospechablemente extensa lista de circunstancias que pueden terminar en trayectos estudiantiles muy dilatados y/o en el abandono de estudios.”
“Es importante recordar -continúa- que la mayoría de las carreras virtuales fueron pensadas originalmente como respuesta a esta necesidad. Podríamos inferir sin esfuerzo que se trata de carreras bimodales de hecho, en tanto ciclos de complementación curricular, diseñados para culminar en la modalidad virtual estudios presenciales incompletos, recuperar créditos, profesionalizar a trabajadores de la educación y de la salud, por ejemplo.” 
UNTREF Virtual: facilitar el acceso a aprendizajes
En el año 2002, la Universidad Nacional de Tres de Febrero crea UNTREF Virtual, unidad académica dedicada a la planificación, el desarrollo y la evaluación de programas formativos a distancia con modalidad virtual. Rossi establece que el propósito fundamental fue “responder a las demandas de formación y facilitar el acceso a aprendizajes de calidad y excelencia, más allá del lugar de residencia y la disponibilidad horaria.”
“La primera carrera dictada en modalidad virtual fue Gestión de Políticas Públicas y se creó para la formación de empleados públicos (idóneos) de todo el país en el marco de una política sostenida de la Universidad de establecer vínculos sólidos con otras organizaciones. Los primeros alumnos eran adultos que trabajaban, con experiencia en la tarea y sin formación académica”, explica.
Luego, la oferta se abrió a otras carreras y la matrícula tuvo un crecimiento regular y continuo desde la creación de UNTREF Virtual, siendo las carreras más elegidas Administración, Licenciatura en Historia y Contador Público Nacional. 
Campus Virtual UNLa: llevar ofertas formativas a todos los rincones del país
En 2009, se crea el Campus Virtual de la Universidad Nacional de Lanús. En sus orígenes, la propuesta contaba con seis aulas virtuales, pero casi diez años después se extendió a unas 1500, que son utilizadas por más de 14.000 usuarios, entre docentes y estudiantes. Entre ellos, se registran más de 1600 alumnos cursando en carreras a distancia de todas las provincias, llevando la propuesta de la universidad del conurbano bonaerense a todos los rincones del país. 
Respecto a los fines del Campus Virtual, Garbarini destaca el papel que cumplen las tecnologías digitales en relación a “su capacidad para ampliar las redes de producción y transmisión de conocimiento, y por inspirar la creación de ámbitos renovados para el trabajo académico entre docentes y estudiantes.”
En la actualidad, existen diversas propuestas con modalidad a distancia: además de ofrecerse varias carreras, se proponen más de cien espacios curriculares, entre materias de pregrado, grado, posgrado y cursos. Asimismo, el Campus participa en la virtualización de materiales y en la gestión de la plataforma virtual del Programa “Formarnos” (Programa de Formación de dirigentes en gestión pública y social) dependiente del Vicerrectorado.
Fuente: Página 12. 

 

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