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Quién es quién en el grupo - Cultura y Entretenimiento

21/07/2011

Cada "banda" es un mundo y cada miembro es una pieza fundamental en ese rompecabezas indescifrable que es la amistad. Al cabo de varias reuniones quedan identificados esos personajes que nunca faltan y que hacen más colorido el encuentro.

banNo importa cuán molestos sean, cuán fallutos o amarretes, cada 20 de julio levantan el teléfono para preguntar: "¿qué hacemos hoy?" Porque esto no se trata de amiguismos, sino de amistad. Entonces, apenas se acomodan a la mesa comienzan las gastadas, las anécdotas y las promesas de reeditar la "juntada" una vez por mes. Aquí te ofrecemos un listado que, seguramente, cada grupo se encargará de corregir y aumentar.

El exagerado

Todo lo dice multiplicado por 100 y roza lo increíble. Jura que había más de 1.000 personas en esa fiesta, que lo trompearon entre 20 pero logró zafar, que media oficina muere de amor por él o por ella. "Te lo juro", dice el muy caradura mientras relata hazañas imposibles. Todo lo que le pasa es física y temporalmente improbable, pero lo cuenta con una inocencia naif que conmueve. Trata de contenerse. Conoce su debilidad, pero no puede con su genio y cuando lo critican promete que "nunca más" va a hablar.

El amargado

Se la pasa quejándose, y en eso nadie le gana. Al primero que le lanza el dardo es al que compró el asado, después al que eligió la casa para juntarse, la hora... todo. Cuando comienzan a discutir un tema se siente en su salsa y empieza a repartir quejas en todas las direcciones. Además, le encanta discutir. Basta que uno exponga su opinión para que desde la otra punta de la mesa se escuche un "noo, nada que ver". Le encanta salir al cruce, no importa lo que se discuta, siempre va a defender la otra mirada, la que no coincide con la del resto. Esa es su bandera. A veces, ni siquiera comulga con lo que defiende, pero la idea es ir en contra.

El loco

Es el especial del grupo, el que hace cosas inexplicables, pero al que siempre hay que entenderlo. Es el que se corta solo, el que se va sin avisar, el que nunca llega a la hora pactada, el que se enoja sin motivos y se aisla...

¿Y a éste que le pasa? Ya sabés cómo es, dejalo "es especial". Por suerte siempre encuentra alguien que lo defienda cuando le agarra "el raye" porque ese amigo logra ver más allá de la rabieta. "Es que no anda bien", "es que se peleó con el novio", "es que le fue mal en la entrevista de trabajo". Cualquier situación que a otro apenas lo pondría mal a él le da pie para desplegar el autismo que lo caracteriza.

El falluto

"Dale, voy un rato porque después tengo otro compromiso". Típica frase del que nunca llega y, cuando lo hace, es un rato y a última hora. Nunca sabés si podés contar con él porque tiene una excusa para todo. Todo es una traba, nada puede modificar su cronograma de horarios, su vida. Siempre tiene algo mejor que hacer.

El amarrete

Cree que nadie nota que justo le vienen ganas de ir al baño cuando llega la cuenta del bar. Si proponen algo, lo primero que pregunta es: "¿cuánto vamos a gastar?" Si hay que redondear, no sabés cómo, pero los números siempre lo favorecen; es el rey del "manyineo". Para el amigo invisible es famoso por regalar cosas de muy bajo presupuesto.

El entusiasta

Es el relator frustrado. Habla y habla de todo. Cada frase le da pie para disparar un "chistecín". Es una máquina que no para. Es especialista en camuflar las críticas, detrás de "¡eh!, ¡era un chiste, nada más!". Nunca falta en el grupo (o no debería faltar) porque es la persona justa para romper el hielo cuando el ambiente se tensiona.

Dice que no critica, pero la verdad es que no deja títere con cabeza, les da a todos por igual. Se escuda detrás del chiste y de esos comentarios que parecen inocentes, eso que los demás prefieren callar. No tiene filtro. "Ché, ¡aflojale con los postres vos!", "eh, ¡apaguenlé la luz a ver si deja de comer!", "¡Por Dios, que novio feo que te ’echaste’!".

Pero hay que reconocer que es entusiasta hasta la médula. A veces agota tanto optimismo. Es el que se hace amigo de los padres, aunque poco los conozca. El que saluda con un apretón de manos o con un beso cuando llega y cuando se va. Muchas cualidades para un solo amigo.

El dietético

Parece que está a dieta desde que nació (o, por lo menos desde que ustedes lo conocen), porque cada vez que se juntan aclara que no va a comer porque se está cuidando. No es raro que caiga a las reuniones con un tupper con arroz, ensalada o una milanesa de soja; que pida todo light, que use edulcorante. Aunque al final siempre se tienta y antes de la comida ya consumió una tonelada de calorías y a la vianda insulsa ni la tocó. Si se juntan para comer una pizzas o empanadas, siempre propone pedir una tarta de verduras para "los que no comemos lo otro". Pocas veces encuentran adherentes para su locura vegetariana.

Junto con este personaje está el que prefiere no comer ciertas cosas porque cree que le va a caer mal. Mezcla de hipocondríaco con naturista. El que vive de médico en médico y siempre tiene algo prohibido en el menú. "No, la última vez que me comí una molleja me arrepentí el resto de la noche", "Mirá, si llego a comer eso, ¿sabés mañana?"

El yunque

Para las previas siempre se prende, pero a la hora de salir a bailar comienza: "ché, ¿y si mejor nos quedamos? Seguro que allá va a ser un embole"; "ché, se puso frío, ¿y si mejor lo dejamos para otro día?" Es el ancla. El que recuerda que al otro día hay que trabajar, que el virus de la gripe está a full, que la nafta escasea. Intenta convencer al grupo de no moverse esgrimiendo diferentes argumentos en paralelo. Por lo general, se trata del que está de novio, del casado o, simplemente, del que no disfruta los amontonamientos y la pasa mejor ahí, en casa con sus amigos. El que "yunquea".

El pesado

Más que pesado es la pesadilla del grupo. No se toma nada en serio y cada vez que se comienza discutir un tema siempre está molestando: tirando algo, haciendo comentarios, imitando a los demás, metiendo los dedos en la oreja... "¡eh, denso pará!, ¡uh, siempre igual vos!"

Le encanta llamar la atención, aunque sea a costa del buen humor de sus amigos. Hizo un posgrado en interrupción de conversaciones, en las que intercala comentarios desubicados que cortan todo el clima. Cuando no está se nota su ausencia... Porque se respira tranquilidad.

El trampa aventurero

Mira el celular, se ríe, manda mensajes y cuando le preguntás contesta: "ya te voy a contar" con un tono fanfarrón que se mezcla con la picardía. Para los demás se trata del que siempre anda en cosas raras, en algún tramullo que varias veces le trajo dolores de cabeza. La trampa es su forma de vida, la mentira su medio natural para comunicarse. No le cree ni la madre lo que dice, menos sus amigos. Es el gran juntador de anécdotas disparatadas (que a más de uno les gustaría tener la energía para vivir). Siempre quiere engancharte en algún negocio medio extraño y nunca le falta una amiga para presentarte.

Fuente: La Gaceta

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