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Sólida reconstrucción de una época - Cultura y Entretenimiento

29/08/2010

Las Amaro en Socorros Mutuos, una propuesta de teatro musical que recrea varios tangos de la década del 30

epocaSocorros Mutuos, por Las Amaro . Elenco: Cristina Ghione, Juliana Corazzina, Ana López y Nancy Sitkinas. Dirección musical y arreglos: Cristina Ghione. Dirección teatral: Eduardo Bertoglio. Vestuario: Marcela Ditomaso. En La Máscara, Piedras 736. Sábados, a las 20.30.

Uno de los grupos de teatro musical más importantes de la escena independiente, Las Amaro -compañía surgida hace ya seis años, en claro homenaje a Blanquita Amaro-, acaba de estrenar su última producción, la cual, fiel al estilo de la compañía, se encarga de recordar aquellos hitos de la música popular de los años treinta.

En el plano estrictamente argumental, hay que señalar que Las Amaro nos llevan, tal como indica el título, a una sociedad de socorros mutuos de Buenos Aires, con el objeto de conformar una orquesta de señoritas. Allí, una inmigrante francesa, una polaca y una española ensayarán un repertorio que incluye "Las chicas del día", "La muchachada del centro", "El tango de la mula", "La violetera", "Rubias de New York" y "Melenita de oro", entre muchísimas otras.

Todas esas canciones irán siendo ofrecidas al público, al tiempo que en las profundidades del lujoso salón se gesta una situación política compleja de la que poco se habla hasta la irrupción de un periódico, gracias al cual se termina de comprender la situación de corrupción política que hay detrás. Porque en las llamadas telefónicas de políticos, policías y jueces irá constituyéndose un mapa que incluye trata de personas, esclavitud y prostitución.

Desde un punto de vista estrictamente musical, las cuatro intérpretes son impecables. Cada una de ellas está dotada de una voz privilegiada que, a su vez, ensambla maravillosamente bien con la de cada una de sus compañeras. En lo que hace a los instrumentos convencionales -teclado, flauta travesera, clarinete y guitarra- y a los no convencionales -un exótico peine que acompaña y trae comicidad en el plano musical- también hay que decir que las cuatro mujeres se mueven con soltura.

El problema se presenta en lo estrictamente dramatúrgico. El tema es terriblemente complejo (un buen ejemplo de ello es la impecable novela de Elsa Drucaroff El infierno prometido. Una prostituta de la Zwi Migdal ), y esa trama oscura no queda evidenciada ni en el planteo escénico ni en el desarrollo dramático. La pretensión de engarzar los temas de modo tal que vayan constituyendo una historia así como los momentos en los que la dramaturgia pretende hacer avanzar la acción no tienen el nivel de profesionalismo del que goza la compañía en lo musical.

Pese a ese reparo, hay que decir que la obra hace que el espectador recuerde o descubra un repertorio que no es el canónico ni el más escuchado, pero que permite disfrutar de toda una época, que a su vez se encuentra muy bien representada en el trabajo de vestuario de Marcela Ditomaso.

Fuente: La Nación

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