![]() Instagram, la gran vidriera de las vacaciones idílicas - Cultura y Entretenimiento23/01/2015
Instagram, la gran vidriera de las vacaciones idílicas Por estos días, la red del disfrute y la estética se inunda de paisajes, comidas exóticas y looks veraniegos. destino exótico, un bronceado envidiable, una comida típica, un día de playa con familia o amigos, un atardecer o un retrato al estilo selfie de los propios pies (algo así como una feetie) con un fondo paradisíaco. Cualquiera que sea el escenario o la puesta, la premisa siempre es la misma: compartir las imágenes en forma rápida y, filtros mediante, en una versión perfeccionada y embellecida. Esta es la tendencia que trajo consigo Instagram, la red que, con su amigable interfaz, se impuso sobre Twitter alcanzando los 300 millones de usuarios y probó que, como dice el viejo dicho, una imagen vale más que mil palabras (o, al menos, más que 140 caracteres). En las vacaciones, el hábito de compartir imágenes se exacerba y la oda al disfrute, la belleza y la buena vida no sólo se observa en los heavy users de la red, sino también en los más ocasionales, que encuentran en el receso de verano el momento perfecto para animarse a exponer sus vidas en un tiempo en que las variables que hacen a una buena imagen están controladas. En pleno receso veraniego , los paisajes (lejanos o no) siempre ayudan, los rostros están descansados y la felicidad (regla de oro para el mundo Instagram) brilla en todo su esplendor. "Se potencian las tendencias de comportamiento que se ven en todo el año. Si vos sos de sacarle fotos a la comida, vas a sacarle a todos los platos que pruebes, vas a querer capturar cada momento de tu día a día. En algunas cuentas se observa mucho el show off [ostentación]", sostiene Gastón Oliva, project manager de una agencia digital y administrador del grupo Instagramers Argentina, que reúne a los usuarios a través de diversas propuestas, como muestras fotográficas, consignas para tomar fotos y reuniones presenciales para compartir inquietudes o vivencias. "En un principio, la app estaba disponible sólo para iOS, y los iPhones mundialmente son smartphones aspiracionales o de nicho. Luego, con la apertura de la plataforma a otros sistemas operativos, los temas de las fotografías empezaron a ser más variados, pero sigue siendo igual una red de lo aspiracional. En Twitter está el cinismo, sobre todo acá en la Argentina, pero Instagram tiene que ver con algo más de nicho. Lo que por lo general se comparte ahí es un punto de vista de la vida y del disfrute. No hay mucho lugar para el bajón. Tenés todo tipo de usuarios y hay muchos que muestran básicamente lo bien que la están pasando", observa Gastón. A la hora de hablar de sus propias experiencias cuenta: "Cuando yo me voy de vacaciones busco la foto y la oportunidad para sacarla con una suerte de lente especial que suelo usar. Siempre me voy con esa foto pensada. Estoy en el puente de Brooklyn y digo: ¡Qué bueno que voy a poder sacarme la foto acá! Si estoy de vacaciones voy a estar pendiente de un atardecer, de un paisaje. Eso es lo bueno de Instagram". Algo similar le sucede a Analía Baggiano, una instagramer de 35 años. "El gran atractivo de Instagram es que es un espacio donde podés mostrar tus cosas de una manera mucho más estética y encontrarte con personas para compartir intereses. Realmente se genera comunidad", destaca Baggiano, y asegura que el imán de Instagram, al menos en un principio, fue la posibilidad de aplicar filtros a las fotos para editarlas sin ser un experto en la materia. En cuanto a sus observaciones acerca del comportamiento de los usuarios en esta época, dice: "En las vacaciones, lo que pasa es que la gente tiene más tiempo para compartir y también para pensar qué es lo que comparte. Se ven muchas fotos en paisajes interesantes o imágenes tomadas de una manera más pensada, con un sentido estético. Justamente Instagram lo que hace es destacar las cuentas que conservan una estética", dice Analía, que trabaja como social media manager y asegura que, así como Twitter tuvo su momento de explosión en la Argentina, 2015 será sin lugar a dudas el año de Instagram. UN NUEVO PARAÍSO PUBLICITARIO Para Guido Michanie, CEO de PML, agencia de mobile media digital, el potencial de Instagram para el campo publicitario es enorme, aunque deben pensarse estrategias alternativas y pensadas específicamente para la plataforma. "En Instagram se plantea la exacerbación del momento. Es una forma de compartir experiencias y, sobre todo para la Generación Y, esto está marcado por una necesidad de inmediatez. El usuario postea una foto y está esperando superar una determinada cantidad de likes. No lograrlo significa, en muchos casos, la no aprobación. Esto también cambia el paradigma de cómo se construye identidad." Para el publicista, que es además usuario frecuente de la red, las estrategias publicitarias más interesantes son las que están más orientadas a la creación de comunidades: "Cuando vos sos follower de una marca, si desarrolla determinado tipo de acciones se genera una comunidad que relaciona a la marca con una experiencia en tiempo y espacio real. La recordación de marca tiene muchísimo más valor. Es un medio superefectivo porque es el usuario en uso del producto el que está compartiendo su experiencia en la red social a través de una imagen", dice Michanie, quien estima que la red continuará creciendo tanto en la Argentina como en la región. En el mismo sentido, Gastón Oliva apunta: "Hay marcas que le encontraron la vuelta a Instagram con una publicidad menos invasiva y más subjetiva, posicionando sus productos a través de influencers, que son personas que tienen buena calidad de seguidores". Ahora bien, este inusitado auge de la imagen que se materializa en plataformas como Instagram trae consigo algunos interrogantes: ¿las fotos que compartimos son una representación de lo que somos o de lo que queremos ser? Si en nuestros momentos de disfrute tenemos la necesidad imperiosa de compartir una imagen, ¿estamos realmente presentes en ese aquí y ahora o buscamos huir de él a través de la mediatización? VIVIR EL MOMENTO O RETENERLO Para Diana Litvinoff, psiconalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y autora del libro El sujeto escondido en la realidad virtual, el tema tiene múltiples aristas. "Es importante entender que una cosa es la imagen y otra es el contenido. Por otro lado, no es verdad que la imagen no importa. Muchas veces es una forma de compartir y compartir también es parte del disfrute; la imagen importa y es una parte del disfrute", asegura. Por otro lado, Litvinoff advierte: "A veces cuesta vivir plenamente el momento, porque le tenemos miedo al contacto con el placer. La foto es un mecanismo de defensa en el que nosotros mismos estamos mirando las cosas a través de la máquina, como si tuviéramos que mediatizar ese contacto con el placer porque da miedo contactarse con una experiencia gozosa en forma más directa. También muchas veces uno tiene el impulso de capturar la imagen de un momento porque sabe que es efímero y quisiera atrapar algo de lo que está viviendo en un intento de no perderlo. Por eso es importante saber que no se pueden guardar todas las imágenes o todos los recuerdos. No es necesario coleccionar la propia vida. La vida es tener cosas, pero también es olvidarlas, perderlas". Quizá valga la pena apuntar algunas de estas reflexiones para que el ánimo de inmortalizar la experiencia y la búsqueda de los siempre disputados likes no nos distraiga del merecido descanso.. Fuente: La Nación Un destino exótico, un bronceado envidiable, una comida típica, un día de playa con familia o amigos, un atardecer o un retrato al estilo selfie de los propios pies (algo así como una feetie) con un fondo paradisíaco. Cualquiera que sea el escenario o la puesta, la premisa siempre es la misma: compartir las imágenes en forma rápida y, filtros mediante, en una versión perfeccionada y embellecida. Esta es la tendencia que trajo consigo Instagram, la red que, con su amigable interfaz, se impuso sobre Twitter alcanzando los 300 millones de usuarios y probó que, como dice el viejo dicho, una imagen vale más que mil palabras (o, al menos, más que 140 caracteres). En las vacaciones, el hábito de compartir imágenes se exacerba y la oda al disfrute, la belleza y la buena vida no sólo se observa en los heavy users de la red, sino también en los más ocasionales, que encuentran en el receso de verano el momento perfecto para animarse a exponer sus vidas en un tiempo en que las variables que hacen a una buena imagen están controladas. En pleno receso veraniego , los paisajes (lejanos o no) siempre ayudan, los rostros están descansados y la felicidad (regla de oro para el mundo Instagram) brilla en todo su esplendor. "Se potencian las tendencias de comportamiento que se ven en todo el año. Si vos sos de sacarle fotos a la comida, vas a sacarle a todos los platos que pruebes, vas a querer capturar cada momento de tu día a día. En algunas cuentas se observa mucho el show off [ostentación]", sostiene Gastón Oliva, project manager de una agencia digital y administrador del grupo Instagramers Argentina, que reúne a los usuarios a través de diversas propuestas, como muestras fotográficas, consignas para tomar fotos y reuniones presenciales para compartir inquietudes o vivencias. "En un principio, la app estaba disponible sólo para iOS, y los iPhones mundialmente son smartphones aspiracionales o de nicho. Luego, con la apertura de la plataforma a otros sistemas operativos, los temas de las fotografías empezaron a ser más variados, pero sigue siendo igual una red de lo aspiracional. En Twitter está el cinismo, sobre todo acá en la Argentina, pero Instagram tiene que ver con algo más de nicho. Lo que por lo general se comparte ahí es un punto de vista de la vida y del disfrute. No hay mucho lugar para el bajón. Tenés todo tipo de usuarios y hay muchos que muestran básicamente lo bien que la están pasando", observa Gastón. A la hora de hablar de sus propias experiencias cuenta: "Cuando yo me voy de vacaciones busco la foto y la oportunidad para sacarla con una suerte de lente especial que suelo usar. Siempre me voy con esa foto pensada. Estoy en el puente de Brooklyn y digo: ¡Qué bueno que voy a poder sacarme la foto acá! Si estoy de vacaciones voy a estar pendiente de un atardecer, de un paisaje. Eso es lo bueno de Instagram". Algo similar le sucede a Analía Baggiano, una instagramer de 35 años. "El gran atractivo de Instagram es que es un espacio donde podés mostrar tus cosas de una manera mucho más estética y encontrarte con personas para compartir intereses. Realmente se genera comunidad", destaca Baggiano, y asegura que el imán de Instagram, al menos en un principio, fue la posibilidad de aplicar filtros a las fotos para editarlas sin ser un experto en la materia. En cuanto a sus observaciones acerca del comportamiento de los usuarios en esta época, dice: "En las vacaciones, lo que pasa es que la gente tiene más tiempo para compartir y también para pensar qué es lo que comparte. Se ven muchas fotos en paisajes interesantes o imágenes tomadas de una manera más pensada, con un sentido estético. Justamente Instagram lo que hace es destacar las cuentas que conservan una estética", dice Analía, que trabaja como social media manager y asegura que, así como Twitter tuvo su momento de explosión en la Argentina, 2015 será sin lugar a dudas el año de Instagram. UN NUEVO PARAÍSO PUBLICITARIO Para Guido Michanie, CEO de PML, agencia de mobile media digital, el potencial de Instagram para el campo publicitario es enorme, aunque deben pensarse estrategias alternativas y pensadas específicamente para la plataforma. "En Instagram se plantea la exacerbación del momento. Es una forma de compartir experiencias y, sobre todo para la Generación Y, esto está marcado por una necesidad de inmediatez. El usuario postea una foto y está esperando superar una determinada cantidad de likes. No lograrlo significa, en muchos casos, la no aprobación. Esto también cambia el paradigma de cómo se construye identidad." Para el publicista, que es además usuario frecuente de la red, las estrategias publicitarias más interesantes son las que están más orientadas a la creación de comunidades: "Cuando vos sos follower de una marca, si desarrolla determinado tipo de acciones se genera una comunidad que relaciona a la marca con una experiencia en tiempo y espacio real. La recordación de marca tiene muchísimo más valor. Es un medio superefectivo porque es el usuario en uso del producto el que está compartiendo su experiencia en la red social a través de una imagen", dice Michanie, quien estima que la red continuará creciendo tanto en la Argentina como en la región. En el mismo sentido, Gastón Oliva apunta: "Hay marcas que le encontraron la vuelta a Instagram con una publicidad menos invasiva y más subjetiva, posicionando sus productos a través de influencers, que son personas que tienen buena calidad de seguidores". Ahora bien, este inusitado auge de la imagen que se materializa en plataformas como Instagram trae consigo algunos interrogantes: ¿las fotos que compartimos son una representación de lo que somos o de lo que queremos ser? Si en nuestros momentos de disfrute tenemos la necesidad imperiosa de compartir una imagen, ¿estamos realmente presentes en ese aquí y ahora o buscamos huir de él a través de la mediatización? VIVIR EL MOMENTO O RETENERLO Para Diana Litvinoff, psiconalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y autora del libro El sujeto escondido en la realidad virtual, el tema tiene múltiples aristas. "Es importante entender que una cosa es la imagen y otra es el contenido. Por otro lado, no es verdad que la imagen no importa. Muchas veces es una forma de compartir y compartir también es parte del disfrute; la imagen importa y es una parte del disfrute", asegura. Por otro lado, Litvinoff advierte: "A veces cuesta vivir plenamente el momento, porque le tenemos miedo al contacto con el placer. La foto es un mecanismo de defensa en el que nosotros mismos estamos mirando las cosas a través de la máquina, como si tuviéramos que mediatizar ese contacto con el placer porque da miedo contactarse con una experiencia gozosa en forma más directa. También muchas veces uno tiene el impulso de capturar la imagen de un momento porque sabe que es efímero y quisiera atrapar algo de lo que está viviendo en un intento de no perderlo. Por eso es importante saber que no se pueden guardar todas las imágenes o todos los recuerdos. No es necesario coleccionar la propia vida. La vida es tener cosas, pero también es olvidarlas, perderlas". Quizá valga la pena apuntar algunas de estas reflexiones para que el ánimo de inmortalizar la experiencia y la búsqueda de los siempre disputados likes no nos distraiga del merecido descanso.. Fuente: La Nación
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