![]() La ciencia, expuesta como expresión de la cultura - Cultura y Entretenimiento30/01/2011 En el 2001, año de una fuerte crisis política, económica y social en la Argentina, surgió Nautilus. Se trata de un proyecto multifacético de divulgación científica que integra el Programa de Comunicación y Reflexión Pública sobre la Ciencia, del Centro Cultural Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires.
Eduardo Wolovelsky, biólogo, coordinador del mencionado programa y director de la Revista Nautilus y de la Colección Los Libros del Nautilus explicó a la Agencia CyTA del Instituto Leloir que la elección de ese nombre no fue casual. Nautilus es el nombre donde se entrecruzan las múltiples dimensiones que definen a la ciencia como una de las más relevantes expresiones de la cultura moderna. “Allí se sintetizan las aspiraciones al conocimiento del mundo natural, simbolizadas por el Nautilus como organismo biológico; al entendimiento de los significados del desarrollo tecnológico, representadas por el sofisticado submarino comandado por Nemo; y al valor de la ficción y la creatividad encarnado en la obra de Julio Verne. Como 20 mil leguas de viaje submarino, es también una esperanza: la de expresar nuestras ideas, certezas, dudas y reflexiones con la conmovedora belleza y la sugestiva hondura que pueda darnos la expresión literaria”, destacó. Y agregó: “Nuestra intención siempre ha sido ofrecer a la sociedad una posibilidad de reflexión sobre los logros y significados de la actividad científica como expresión de la cultura, expresión que se manifiesta en una suma de razones y pasiones. Creemos que el acceso a la ciencia es un derecho como lo es toda expresión de una cultura, pero el ejercicio de ese derecho requiere de un esfuerzo particular de carácter político, porque el acceso al conocimiento científico no se da de manera espontánea”. –¿De qué forma la interacción con el público influyó en la evolución del proyecto y cómo surgió su relación con las escuelas? –Con el devenir de los años y la constitución del Programa Comunicación y Reflexión Pública sobre la Ciencia, dentro del mismo Centro Cultural Ricardo Rojas, comenzamos a entender que la revista Nautilus no era leída solamente por ese grupo de jóvenes en el que originalmente habíamos pensado. Por comentarios de lectores supimos del valor que tenía la publicación para los adultos, que encontraban en sus textos e imágenes la posibilidad de una lectura compartida con sus hijos o alumnos. Definimos entonces la revista como una publicación de carácter intergeneracional de lectura compartida, sabiendo que los textos que íbamos a producir no podrían ser abordados de manera autónoma por los jóvenes lectores –quienes fueron nuestro objetivo original–, aunque sí podrían hacerlo a través de una lectura conjunta con adultos. Con el tiempo, la revista promovió el desarrollo de un concepto sobre la educación en ciencias que hemos llamado enseñanza contextual de la ciencia. A partir de allí se elaboraron materiales multimediales e impresos que se han distribuido en escuelas de todo el país, al tiempo que se han realizado innumerables encuentros con docentes, de un extremo al otro de la Argentina. SENDEROS. –¿A través de qué caminos comenzó a expandirse el proyecto Nautilus hasta constituir el programa actual? –A partir de la publicación de la revista Nautilus, comienzan a surgir nuevos proyectos. Trabajos con escuelas, organización de seminarios, mesas redondas, talleres, obras de teatro científico y una incipiente producción de carácter teórico sobre diferentes cuestiones referidas a la divulgación científica. Debimos por lo tanto reformular objetivos y diseñar una cierta estructura para darle unidad conceptual a la gran cantidad de actividades que estábamos desarrollando. En particular, lo más interesante es que la constitución del Programa de Comunicación y Reflexión Pública sobre la Ciencia nos permitió ganar un espacio para el trabajo de indagación teórica sobre lo que llamamos Conocimiento público sobre la ciencia, donde incluimos al periodismo científico, la divulgación y la enseñanza formal preuniversitaria. Una de las consecuencias de esta decisión fue la publicación de una serie de trabajos editados por Eudeba, Libros del Rojas, el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación y otros sellos editoriales. En 2011 esperamos concretar la publicación de una nueva revista dedicada exclusivamente a esta cuestión. –Además de la revista Nautilus, ¿producen libros? –Distribuir con eficacia una revista es difícil, hacerlo con una publicación de dos números por año, que no persigue fines de lucro, es casi imposible. Por ello decidimos en cierto momento dejar de editar Nautilus. En su reemplazo optamos por la producción de libros breves sobre las mismas temáticas de la revista. Así nació la colección Los libros del Nautilus. Para nuestra sorpresa, no nos fue posible cerrar la revista porque para muchos lectores era única en sus características. La solución que encontramos a este planteo fue editar Nautilus en formato digital. Hoy puede leerse en el portal del Centro Cultural Ricardo Rojas. Los libros del Nautilus, por su parte, son a veces textos originales y otras, en cambio, compilaciones de ciertos artículos de la revista. Por ejemplo, en el último libro editado, Agua y adobe. Relatos del pasado sobre enfermedades presentes, se reunieron tres relatos previamente publicados: uno referente a las enfermedades infectocontagiosas y la conquista de América; otro relacionado con la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires en 1871, y el último sobre el Mal de Chagas. OTROS SOPORTES. –¿Cómo y para quiénes surgió Nautilus sonora y qué respuesta ha tenido? –Como mencioné, hoy Nautilus sólo se edita de manera digital. Esta forma nos ha permitido llegar a cualquier parte del mundo, en contraposición con la restricción a la geografía local de la ciudad de Buenos Aires, a la que nos obligaba la forma impresa. Posteriormente decidimos aventurarnos en otras tecnologías de la información. Iniciamos un micro radial llamado El tornillo de Arquímedes. Este micro llevó a que nos preguntásemos sobre la existencia de libros de ciencia grabados para ciegos u otras personas con dificultades para la lectura. Con este interrogante nos dirigimos a la Biblioteca Argentina para Ciegos, más precisamente al proyecto Libro Parlante, acercándoles las grabaciones que realizamos sobre nuestras publicaciones para que ellos las distribuyeran. Este año produjimos diez grabaciones que, poco a poco, iremos incorporando en el portal del Centro Cultural Ricardo Rojas. La repercusión fue mayor de lo que pudimos suponer en un principio, llevándonos a una particular vinculación con escuelas para ciegos. Con respecto a Nautilus Sonora hay una decisión de desarrollarla en los años venideros, atendiendo a la posibilidad que ofrece de extender socialmente el acceso al fascinante mundo de la ciencia. Fuente: El Diario de Paraná |
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