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Dejar Internet sería tan difícil como abandonar las drogas
Quienes pasan largo tiempo conectados pueden registrar síntomas propios de adictos al desconectarse
Aumento de la presión sanguínea sistólica y de la frecuencia cardíaca. Crecimiento de la ansiedad. Aparición de un estado de ánimo negativo. Estos son algunos de los síntomas que los responsables de un estudio realizado a personas que se caracterizan por pasar muchas horas conectadas a Internet detectaron cuando les quitaron temporariamente la conexión. Síntomas que son similares a los que experimentan los adictos a algunas drogas y al alcohol frente a la abstinencia. Y que podrían tener un impacto negativo sobre la salud de los afectados.
Las conclusiones del estudio llevaron a sus autores a advertir sobre las consecuencias psicológicas de la adicción a Internet y pedir a las empresas del área una actitud más responsable frente a la comercialización de estos productos, sugiriendo que se equipararan con otros tales como el alcohol o el juego.
El estudio arrojó otras conclusiones destacables, entre ellas la que indica que las mujeres son más frecuentemente afectadas por esta dependencia de Internet que los hombres, o que las redes sociales y las páginas de compras on line aparecen entre los espacios más visitados por las personas afectadas.
Mientras tanto, especialistas platenses consultados por este diario describieron cómo un mecanismo bioquímico de recompensa se puede poner en marcha por el uso de internet de la misma manera que sucede con la comida, el juego, o el alcohol (ver aparte).
el estudio
El trabajo, realizado por científicos de la Universidad de Swansea (Gales, Reino Unido) y publicado por la revista especializada Plos One, puso en foco a usuarios problemáticos de redes sociales como Twitter.
Los científicos encargados del estudio detectaron que los participantes considerados personas con problemas en el uso de Internet (PIU, por sus siglas en inglés) mostraron síntomas de abstinencia física parecidos a los de la abstinencia por cannabis, alcohol y opiáceos cuando estaban desconectadas.
Para hacer el trabajo se seleccionó a 144 estudiantes universitarios a los que se encuestó sobre el numero de horas que permanecían conectados. Entre ellos el número promedio de horas de conexión fue de cinco.
El 38% de los participantes dijo que pasaba menos de tres horas al día conectado; 38,9% dijo haber pasado de tres a seis horas diarias; el 9% dijo que pasaba de seis a nueve horas por día en Internet y 13,9% dijo pasar más de nueve horas al día viendo la pantalla de su computadora.
El principal uso que dijeron darle a la computadora fue el de las redes sociales, seguidos por los sitios de ventas on line. El 90% de los participantes dijo que mayoritariamente visitaba ese tipo de páginas. El 84% dijo que pasaba buena parte del tiempo haciendo investigación en línea.
Para hacer el estudio, los investigadores establecieron un período de dos horas sin conexión a Internet seguido de un lapso de 15 minutos en los que los participantes podían navegar en sus teléfonos. Al final de la sesión y luego de dos minutos se les controló la presión sanguínea y la presión arterial.
Al momento de analizar los datos, los investigadores descubrieron que los participantes con un PIU alto registraron un mayor aumento de la presión arterial sistólica y en la frecuencia cardíaca después de cerrar su sesión de Internet en comparación con los participantes con un PIU bajo.
Esos efectos registrados en los que tuvieron un PIU mayor son parecidos a los que se observan después de dejar las sustancias depresivas, como el alcohol, el cannabis y los fármacos a base de opiáceos, por lo que el patrón de los resultados sugiere que aquellos con un PIU más alto pueden experimentar efectos similares a los que se observan con sustancias sedantes”.
Por otra parte, los que registraron mayor PIU experimentaron un aumento en su estado de ansiedad y el estado de ánimo negativo.
Los investigadores tienen la teoría de que, como pasa con las drogas, algunas personas usan internet para aliviar o evitar el estrés, o reducir la ansiedad”.
Fuente: El Día