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“UBA XXI movilizó a los alumnos cuando aún no existía Internet”
El programa de educación a distancia de la Universidad de Buenos Aires cumplió 25 años y una de las creadoras hace un repaso de esta experiencia exitosa. Además, critica algunos aspectos que hoy en día conlleva esta modalidad de estudio.
En 1986, aunque nadie soñara aún con las posibilidades que se abrirían con el surgimiento de Internet, los programas de educación a distancia ya habían dado un salto inconmensurable.
La invención del video hogareño fue la herramienta que permitió ese salto. Recién en aquellos años se tomó la decisión de ampliar el espacio de la Universidad de Buenos Aires, dotándola de un programa de educación a distancia. Se trata del Programa UBA XXI, de cuya implementación se cumplen veinticinco años. Alicia Camilloni, una de sus creadoras, detalla cómo se fue definiendo esta modalidad que facilita la autonomía de los estudiantes del Ciclo Básico de la UBA, y analiza las ventajas y los problemas que presentan actualmente los programas de educación a distancia.
“Cuando hicimos con Edith Litwin los primeros borradores del Programa UBA XXI, pensamos que iba a durar mucho tiempo. Y así fue. Pensamos en usar todos los medios que existían en ese momento.
Contábamos con material impreso, radio, televisión y teléfono.
Era el momento de instalar la educación a distancia como una propuesta seria, aunque en la Argentina no estaban dadas del todo las condiciones. Creo que la función de UBA XXI se cumplió. Movilizó muchísimo a los estudiantes cuando aún no existía Internet.
Desde entonces, la Red Universitaria de Educación a Distancia se fue desarrollando con más ímpetu y se fue extendiendo por el país.
¿En que medida se modificó el panorama con el surgimiento de Internet? A partir de Internet, la educación a distancia se fue desarrollando con más fuerza. Antes teníamos que hacer una combinación de material impreso y tutorías presenciales. Aunque el gran cambio ya se había producido con la aparición del video. En los tiempos de Telescuela Técnica, por ejemplo, dependíamos de los programadores de los canales de aire, que disponían los horarios.
En la actualidad, los multimedios ofrecen la biblioteca más grande del mundo, la posibilidad de interactividad instantánea, realidad virtual, actualización rapidísima de los materiales y evaluación continua e inmediata.
¿De manera influye la globalización en los programas de educación a distancia? La cara beneficiosa de la globalización es la posibilidad de que alumnos de distintos países, y de distintas profesiones o formaciones académicas de base, puedan interactuar en foros. La cara negativa es la feroz competencia comercial entre universidades que ofrecen cursos sin atender a las fronteras nacionales. Desde hace años existen propuestas de algunos países para incluir, a nivel de la Organización Mundial del Comercio, la educación superior y la capacitación de adultos dentro de los bienes transables, es decir, aquellos bienes o servicios que se venden y se disputan en el mercado por su valor económico. Todos los países americanos, excepto Estados Unidos, se opusieron a estas propuestas.
En la Argentina tiende a considerarse la educación como un derecho humano.
La educación es fundamental no sólo en cuanto al saber en general, sino en cuanto a los valores y actitudes. No consiste simplemente en entrenar a la gente para el trabajo, desarrollando algunas competencias específicas de valor económico. El problema es que aparecieron en el mundo grandes redes que a veces es imposible reconocer, porque no se sabe quiénes son los propietarios. Hay universidades que son solamente de educación a distancia y de muy buena calidad, como la UNED de España y la de Costa Rica, y la Open University de Inglaterra.
Pero junto a ellas hay emporios inmensos, cuya calidad puede ser buena o mala según los casos.
Fuente: UBA