La cárcel constituye un espacio singular y complejo en el que las prácticas de lectura y escritura se vuelven herramientas que contribuyen a quebrar el aislamiento y sobrellevar las consecuencias del encierro a las personas privadas de su libertad ambulatoria.

En este escenario, las instituciones educativas (escuelas y universidades) realizan intervenciones mediando de manera más o menos novedosa en la cotidianidad del encierro con prácticas y representaciones propias del “mundo libre”. Con ellas conviven las prácticas de educación no formal: los espacios de talleres de arte, los grupos de alfabetización y los grupos de enseñanza de oficios, entre otros.

Estos espacios y sus actores conforman un campo profesional muy poco investigado; en particular, el lugar e importancia de las prácticas de la lectura y la escritura literarias en las propuestas e intervenciones.

Contacto: letras@unsam.edu.ar

La cárcel constituye un espacio singular y complejo en el que las prácticas de lectura y escritura se vuelven herramientas que contribuyen a quebrar el aislamiento y sobrellevar las consecuencias del encierro a las personas privadas de su libertad ambulatoria.

En este escenario, las instituciones educativas (escuelas y universidades) realizan intervenciones mediando de manera más o menos novedosa en la cotidianidad del encierro con prácticas y representaciones propias del “mundo libre”. Con ellas conviven las prácticas de educación no formal: los espacios de talleres de arte, los grupos de alfabetización y los grupos de enseñanza de oficios, entre otros.

Estos espacios y sus actores conforman un campo profesional muy poco investigado; en particular, el lugar e importancia de las prácticas de la lectura y la escritura literarias en las propuestas e intervenciones.

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