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3 consejos para implementar el aprendizaje activo en la Universidad

28/08 |

 

Este tipo de aprendizaje pone al estudiante en el centro de su propio aprendizaje
La postura del docente resulta vital en este tipo de aprendizaje Este tipo de aprendizaje pone al estudiante en el centro de su propio aprendizaje

 

 

La Educación debe adaptarse a las sociedades en las que se inserta y, por tanto, modificarse de acuerdo a los cambios de esta. A causa de ello, la educación contemporánea implica el uso de técnicas y metodologías que incorporan elementos como el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación a las aulas, desafiando así las formas tradicionales de comprender la educación.
Una de las tendencias más innovadoras en los últimos años es el aprendizaje activo, que cuestiona el papel de los estudiantes dentro del aula y cambia su ubicación, para así impactar en su formación.
¿Qué es el aprendizaje activo?
Esta es una estrategia que busca el compromiso del estudiante con su estudio y el aprendizaje a través de la colaboración con otros compañeros, la reflexión individual, el pensamiento crítico y la acción directa para resolver problemas.
Los expertos indican que esta estrategia implica una inversión de la clase, lo que se señala debido a que en el aprendizaje activo el estudiante deja de ser considerado como un elemento a moldear o llenar de información y pasa a tener un rol activo en su aprendizaje. Es decir, se aleja del modelo tradicional de escuchar al docente de forma pasiva y se acerca a la toma de decisiones y búsqueda de información de manera individual, pero orientada por el docente.
 
Aplicación en la Universidad
Por sus propias características, este tipo de metodología ha sido rechazada en las universidades, señalando a la masividad de las clases en la Educación Superior como el principal obstáculo para dicha aplicación. Sin embargo, cada vez más instituciones de prestigio a nivel mundial han comenzado a aplicarlo.
¿Qué debe considerarse para aplicar este modelo en las universidades? Estos 3 consejos señalan los aspectos fundamentales para implementar el aprendizaje activo en el nivel universitario:
1) Adaptar el espacio
Lograr que el alumno se sienta el centro del proceso formativo requiere de un espacio físico especialmente diseñado para transmitir esta sensación y brindarle la autonomía necesaria para aprender. Por ello, los espacios de clase deben ser dinámicos y flexibles para adaptarse al trabajo en grupo, exposiciones orales, tareas de investigación, etc.
2) Adaptar a los docentes
Los profesores deben actuar como orientadores para los estudiantes, por ello, deben tener presente la importancia de la motivación de los mismos. Para lograr un aprendizaje activo eficiente es necesario que los docentes acerquen a los estudiantes a las respuestas pero sin brindarlas totalmente y, por tanto, que diseñen y planifiquen las clases de forma creativa en lugar de optar por las clásicas exposiciones eternas.
3) Incorporar la tecnología
La tecnología permite la autonomía que este modelo de aprendizaje requiere, por lo que esta debe encontrarse presente en las aulas y permitir la consulta permanente. Para lograrlo, el centro educativo puede brindar dispositivos o permitir a los alumnos emplear los suyos. Las tomas de corriente, los proyectores y las impresoras son imprescindibles en las aulas contemporáneas.
Este modelo de enseñanza se asocia a un mayor compromiso de los alumnos con su aprendizaje, y por lo tanto a la formación de profesionales más eficientes y adaptados al mundo laboral actual.
Por si fuera poco, el aprendizaje activo representa para las universidades la oportunidad de combatir el abandono escolar.
Debido a que en este modelo educativo la motivación de los estudiantes se incrementa, las posibilidades de deserción disminuyen, lo que en definitiva mejora las estadísticas de las universidades.
La Educación debe adaptarse a las sociedades en las que se inserta y, por tanto, modificarse de acuerdo a los cambios de esta. A causa de ello, la educación contemporánea implica el uso de técnicas y metodologías que incorporan elementos como el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación a las aulas, desafiando así las formas tradicionales de comprender la educación.
Una de las tendencias más innovadoras en los últimos años es el aprendizaje activo, que cuestiona el papel de los estudiantes dentro del aula y cambia su ubicación, para así impactar en su formación.
¿Qué es el aprendizaje activo?
Esta es una estrategia que busca el compromiso del estudiante con su estudio y el aprendizaje a través de la colaboración con otros compañeros, la reflexión individual, el pensamiento crítico y la acción directa para resolver problemas.
Los expertos indican que esta estrategia implica una inversión de la clase, lo que se señala debido a que en el aprendizaje activo el estudiante deja de ser considerado como un elemento a moldear o llenar de información y pasa a tener un rol activo en su aprendizaje. Es decir, se aleja del modelo tradicional de escuchar al docente de forma pasiva y se acerca a la toma de decisiones y búsqueda de información de manera individual, pero orientada por el docente.
 
Aplicación en la Universidad

Por sus propias características, este tipo de metodología ha sido rechazada en las universidades, señalando a la masividad de las clases en la Educación Superior como el principal obstáculo para dicha aplicación. Sin embargo, cada vez más instituciones de prestigio a nivel mundial han comenzado a aplicarlo.
¿Qué debe considerarse para aplicar este modelo en las universidades? Estos 3 consejos señalan los aspectos fundamentales para implementar el aprendizaje activo en el nivel universitario:
1) Adaptar el espacio
Lograr que el alumno se sienta el centro del proceso formativo requiere de un espacio físico especialmente diseñado para transmitir esta sensación y brindarle la autonomía necesaria para aprender. Por ello, los espacios de clase deben ser dinámicos y flexibles para adaptarse al trabajo en grupo, exposiciones orales, tareas de investigación, etc.
2) Adaptar a los docentes
Los profesores deben actuar como orientadores para los estudiantes, por ello, deben tener presente la importancia de la motivación de los mismos. Para lograr un aprendizaje activo eficiente es necesario que los docentes acerquen a los estudiantes a las respuestas pero sin brindarlas totalmente y, por tanto, que diseñen y planifiquen las clases de forma creativa en lugar de optar por las clásicas exposiciones eternas.
3) Incorporar la tecnología
La tecnología permite la autonomía que este modelo de aprendizaje requiere, por lo que esta debe encontrarse presente en las aulas y permitir la consulta permanente. Para lograrlo, el centro educativo puede brindar dispositivos o permitir a los alumnos emplear los suyos. Las tomas de corriente, los proyectores y las impresoras son imprescindibles en las aulas contemporáneas.
Este modelo de enseñanza se asocia a un mayor compromiso de los alumnos con su aprendizaje, y por lo tanto a la formación de profesionales más eficientes y adaptados al mundo laboral actual.
Por si fuera poco, el aprendizaje activo representa para las universidades la oportunidad de combatir el abandono escolar.
Debido a que en este modelo educativo la motivación de los estudiantes se incrementa, las posibilidades de deserción disminuyen, lo que en definitiva mejora las estadísticas de las universidades.
Fuente: Universia. 

 

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