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"La democracia del Siglo XXI será municipal o no será"
31/08 |
La UNR otorgó el título de Doctor Honoris Causa a Gerardo Pisarello Prados, abogado tucumano, actual vicealcalde de Barcelona y militante del municipalismo.
La UNR otorgó el título de Doctor Honoris Causa a Gerardo Pisarello Prados, abogado tucumano, actual vicealcalde de Barcelona y militante del municipalismo.

El pasado miércoles 22 de agosto se distinguió a Gerardo Pisarello Prados con el título de Doctor Honoris Causa, por su "amplia y sobresaliente trayectoria intelectual que le ha permitido vincular el saber académico con la acción política", como explica la resolución del Consejo Superior de la UNR. El título fue otorgado por el Rector Héctor Floriani, con el padrinazgo de Franco Bartolacci, decano de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales.
Durante el acto, Bartolacci expresó que para él "es un placer" darle la bienvenida a la Universidad pública y reformista, a nuestra Facultad de Ciencia Política y RRII, y a la ciudad de Rosario al Dr. Pisarello, a lo que agregó que este es un "merecido reconocimiento a la trayectoria académica, política, el compromiso con la democracia, los derechos humanos, las libertades públicas, y la emancipación de nuestros pueblos." Bartolacci también hizo una exposición sobre la situación universitaria: "Todos saben que estamos atravesando momentos complejos, hay 57 universidades nacionales que no han iniciado este cuatrimestre, estamos todos, docentes, estudiantes, personal no docente, egresados, autoridades de cada una de las Universidades y Facultades comprometidos y acompañando el reclamo de nuestros colegas docentes, de los trabajadores de las universidades nacionales por una necesaria recomposición salarial, y estamos también movilizados en defensa de la Universidad Pública. En un mundo tan complejo y tan desigual como el que vivimos no hay nada más revolucionario y transformador que invertir en educación, en ciencia y en tecnología," y en ese contexto, consideró que este homenaje a Pisarello es "un hecho político en el contexto de estas reivindicaciones."
El decano resaltó: "Yo creo que es oportuno poner en evidencia la capacidad de haber realizado ese tránsito, siempre dificil, siempre complejo, de haber puesto en diálogo los saberes académicos con la acción política y el compromiso con lo público. Es un desafío que además, en particular para quienes nos formamos en las ciencias sociales, pero en general para todos los universitarios, siempre nos interpela, nos pone en cuestión de los conjuntos de valores y de caminos recorridos."
Por su parte, Gerardo Pisarello Prados también se expresó en defensa de la educación pública durante su disertación: "Soy hijo de maestros, yo mismo me siento maestro, nunca me he dejado de sentir un maestro, que he disfrutado muchísimo de mi profesión porque lo mejor de dedicarse a la tarea de docencia es poder aprender, y por lo tanto me siento enormemente honrado de este reconocimiento. Sobre todo siendo una persona que considero que la educación pública es una herramienta importantísima de transformación social y una herramienta fundamental para construir sociedades que sean más libres, más igualitarias y más fraternas. Yo soy hijo de la universidad pública argentina, sin la cuál no sería lo que soy. A esa universidad pública, en un momento que es muy especial, soy conciente de que la entrega de este honoris causa se produce en un momento muy crítico para la universidad pública argentina, un momento en que la universidad en su conjunto se está movilizando de manera justa en defensa de su autonomía financiera, de la suficiencia financiera, que es en definitiva en defensa de su libertad de pensamiento, de su libertad de crítica, de su libertad científica."
Desde la mirada de Pisarello, "la universidad solamente tiene razón de ser en la medida que mantenga el contacto con la sociedad, con los movimientos ciudadanos, con los movimientos populares, con los saberes que también se generan en la calle, y con la lucha decidida por construir sociedades que sean más innovadoras, más creativas, pero que sean radicalmente más justas y radicalmente más democráticas."
Por otro lado, dió su opinión sobre las maneras de hacer política en la actualidad: "Creo que el Estado como lo conocimos en el siglo XX está obsoleto, que ese Estado ha generado algunas instituciones que tienen que se repensadas y refundadas de manera radical, desde los partidos políticos, desde las formas tradicionales de hacer política, hasta los mercados y las formas tradicionales de hacer economía. Y la única manera en que creo que esas formas pueden ser refundadas, pueden ser repensadas, pueden ser civilizadas, es a través del municipalismo. La democracia del Siglo XXI será municipal o no será. Es en el espacio municipal donde radican las grandes esperanzas de poder democratizar la democracia, de poder democratizarla en sentido político pero también de poder hacerlo en sentido económico, cultural, de género, ecológico."
Pisarello dió su mirada sobre el municipalismo y las ciudades: "Yo no entiendo el municipalismo como algo que se reduce simplemente a las instituciones, sino que incluye todas las energías ciudadanas, las energías populares, que circulan incluso fuera de las instituciones y que modifican la vida cotidiana en muchísimos sentidos, y que a veces, también desde las ciudades, cuestionan y plantan cara a esos grandes poderes globales que votan a cada minuto y que sin embargo no son elegidos por nadie. Vivimos en medio de un contexto histórico muy concreto, de un capitalismo financiarizado que se parece peligrosamente demasiado al capitalismo financiarizado de la belle epoque de fines del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX; digo que se parece peligrosamente demasiado porque ese capitalismo financiarizado condujo a dos grandes guerras mundiales y algunas de las experiencias totalitarias más terribles del siglo XX como fueron las experiencias del nazismo y del fascismo. Y desgraciadamente este capitalismo financiarizado, desbocado, que no acepta límite alguno, podría conducirnos a escenarios similares si no somos capaces de plantear alternativas que sean efectivamente democráticas, que defiendan la cohesión social, que defiendan la igualdad en derechos, y creo que esas alternativas deben construirse desde las ciudades"
"Me parece que la principal tarea del municipalismo es desplegar precisamente el derecho a la ciudad en la vida cotidiana, contra la financiarización urbana que sólo ven las ciudades como objetos potenciales de especulación, de negocios a corto plazo, en defensa de los bienes comunes como son el agua, la energía, el aire limpio; en defensa de derechos básicos como el derecho a la vivienda, a la salud; en defensa de la construcción de formas más alternativas de producir, de consumir, de transportarnos, formas más cooperativas, que sean efectivamente más sostenibles, ciudades que sean capaces de resistirse a caer en las garras de las nuevas formas de racismo, de sexismo, que se generan cotidianamente en nuestras ciudades, y que sean más capaces de organizar la vida en común. Entre otras cosas feminizando también la construcción de las ciudades", expresó.
Para finalizar, explicó cómo deben ser las ciudades para ser más democráticas: "Yo soy municipalista porque creo que el municipalismo y las redes solidarias de ciudades, que hoy se ven facilitadas por los avances tecnológicos, son la gran esperanza de nuestra época. Creo que esa ciudad desigual, violenta, de enfrentamiento de todos contra todos, de la búsqueda del beneficio a corto plazo y a cualquier precio, no es un destino al que debamos resignarnos. Creo profundamente en que esa ciudad no puede ser nuestro destino. Tampoco la ciudad tecnocrática, tampoco la ciudad deshumanizada. Creo que efectivamente podemos y necesitamos construir ciudades que sean inclusivas, que sean igualitarias, que sean innovadoras, con más democracia política, con más democracia económica, que democratizen la tecnología, que sean capaces de poner los grandes beneficios de la innovación tecnológica y científica al servicio del bien común. Ciudades feministas. Ciudades amables con el ecosistema y la naturaleza, que es la única vía para que la humanidad presente y la humanidad futura puedan vivir plenamente y dignamente. Y ciudades que cuiden a su gente, que se preocupen por problemas como la pobreza y la desigualdad, pero también por las causas evitables de la infelicidad."
El pasado miércoles 22 de agosto se distinguió a Gerardo Pisarello Prados con el título de Doctor Honoris Causa, por su "amplia y sobresaliente trayectoria intelectual que le ha permitido vincular el saber académico con la acción política", como explica la resolución del Consejo Superior de la UNR. El título fue otorgado por el Rector Héctor Floriani, con el padrinazgo de Franco Bartolacci, decano de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales.
Durante el acto, Bartolacci expresó que para él "es un placer" darle la bienvenida a la Universidad pública y reformista, a nuestra Facultad de Ciencia Política y RRII, y a la ciudad de Rosario al Dr. Pisarello, a lo que agregó que este es un "merecido reconocimiento a la trayectoria académica, política, el compromiso con la democracia, los derechos humanos, las libertades públicas, y la emancipación de nuestros pueblos." Bartolacci también hizo una exposición sobre la situación universitaria: "Todos saben que estamos atravesando momentos complejos, hay 57 universidades nacionales que no han iniciado este cuatrimestre, estamos todos, docentes, estudiantes, personal no docente, egresados, autoridades de cada una de las Universidades y Facultades comprometidos y acompañando el reclamo de nuestros colegas docentes, de los trabajadores de las universidades nacionales por una necesaria recomposición salarial, y estamos también movilizados en defensa de la Universidad Pública. En un mundo tan complejo y tan desigual como el que vivimos no hay nada más revolucionario y transformador que invertir en educación, en ciencia y en tecnología," y en ese contexto, consideró que este homenaje a Pisarello es "un hecho político en el contexto de estas reivindicaciones."
El decano resaltó: "Yo creo que es oportuno poner en evidencia la capacidad de haber realizado ese tránsito, siempre dificil, siempre complejo, de haber puesto en diálogo los saberes académicos con la acción política y el compromiso con lo público. Es un desafío que además, en particular para quienes nos formamos en las ciencias sociales, pero en general para todos los universitarios, siempre nos interpela, nos pone en cuestión de los conjuntos de valores y de caminos recorridos."
Por su parte, Gerardo Pisarello Prados también se expresó en defensa de la educación pública durante su disertación: "Soy hijo de maestros, yo mismo me siento maestro, nunca me he dejado de sentir un maestro, que he disfrutado muchísimo de mi profesión porque lo mejor de dedicarse a la tarea de docencia es poder aprender, y por lo tanto me siento enormemente honrado de este reconocimiento. Sobre todo siendo una persona que considero que la educación pública es una herramienta importantísima de transformación social y una herramienta fundamental para construir sociedades que sean más libres, más igualitarias y más fraternas. Yo soy hijo de la universidad pública argentina, sin la cuál no sería lo que soy. A esa universidad pública, en un momento que es muy especial, soy conciente de que la entrega de este honoris causa se produce en un momento muy crítico para la universidad pública argentina, un momento en que la universidad en su conjunto se está movilizando de manera justa en defensa de su autonomía financiera, de la suficiencia financiera, que es en definitiva en defensa de su libertad de pensamiento, de su libertad de crítica, de su libertad científica."
Desde la mirada de Pisarello, "la universidad solamente tiene razón de ser en la medida que mantenga el contacto con la sociedad, con los movimientos ciudadanos, con los movimientos populares, con los saberes que también se generan en la calle, y con la lucha decidida por construir sociedades que sean más innovadoras, más creativas, pero que sean radicalmente más justas y radicalmente más democráticas."
Por otro lado, dió su opinión sobre las maneras de hacer política en la actualidad: "Creo que el Estado como lo conocimos en el siglo XX está obsoleto, que ese Estado ha generado algunas instituciones que tienen que se repensadas y refundadas de manera radical, desde los partidos políticos, desde las formas tradicionales de hacer política, hasta los mercados y las formas tradicionales de hacer economía. Y la única manera en que creo que esas formas pueden ser refundadas, pueden ser repensadas, pueden ser civilizadas, es a través del municipalismo. La democracia del Siglo XXI será municipal o no será. Es en el espacio municipal donde radican las grandes esperanzas de poder democratizar la democracia, de poder democratizarla en sentido político pero también de poder hacerlo en sentido económico, cultural, de género, ecológico."
Pisarello dió su mirada sobre el municipalismo y las ciudades: "Yo no entiendo el municipalismo como algo que se reduce simplemente a las instituciones, sino que incluye todas las energías ciudadanas, las energías populares, que circulan incluso fuera de las instituciones y que modifican la vida cotidiana en muchísimos sentidos, y que a veces, también desde las ciudades, cuestionan y plantan cara a esos grandes poderes globales que votan a cada minuto y que sin embargo no son elegidos por nadie. Vivimos en medio de un contexto histórico muy concreto, de un capitalismo financiarizado que se parece peligrosamente demasiado al capitalismo financiarizado de la belle epoque de fines del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX; digo que se parece peligrosamente demasiado porque ese capitalismo financiarizado condujo a dos grandes guerras mundiales y algunas de las experiencias totalitarias más terribles del siglo XX como fueron las experiencias del nazismo y del fascismo. Y desgraciadamente este capitalismo financiarizado, desbocado, que no acepta límite alguno, podría conducirnos a escenarios similares si no somos capaces de plantear alternativas que sean efectivamente democráticas, que defiendan la cohesión social, que defiendan la igualdad en derechos, y creo que esas alternativas deben construirse desde las ciudades"
"Me parece que la principal tarea del municipalismo es desplegar precisamente el derecho a la ciudad en la vida cotidiana, contra la financiarización urbana que sólo ven las ciudades como objetos potenciales de especulación, de negocios a corto plazo, en defensa de los bienes comunes como son el agua, la energía, el aire limpio; en defensa de derechos básicos como el derecho a la vivienda, a la salud; en defensa de la construcción de formas más alternativas de producir, de consumir, de transportarnos, formas más cooperativas, que sean efectivamente más sostenibles, ciudades que sean capaces de resistirse a caer en las garras de las nuevas formas de racismo, de sexismo, que se generan cotidianamente en nuestras ciudades, y que sean más capaces de organizar la vida en común. Entre otras cosas feminizando también la construcción de las ciudades", expresó.
Para finalizar, explicó cómo deben ser las ciudades para ser más democráticas: "Yo soy municipalista porque creo que el municipalismo y las redes solidarias de ciudades, que hoy se ven facilitadas por los avances tecnológicos, son la gran esperanza de nuestra época. Creo que esa ciudad desigual, violenta, de enfrentamiento de todos contra todos, de la búsqueda del beneficio a corto plazo y a cualquier precio, no es un destino al que debamos resignarnos. Creo profundamente en que esa ciudad no puede ser nuestro destino. Tampoco la ciudad tecnocrática, tampoco la ciudad deshumanizada. Creo que efectivamente podemos y necesitamos construir ciudades que sean inclusivas, que sean igualitarias, que sean innovadoras, con más democracia política, con más democracia económica, que democratizen la tecnología, que sean capaces de poner los grandes beneficios de la innovación tecnológica y científica al servicio del bien común. Ciudades feministas. Ciudades amables con el ecosistema y la naturaleza, que es la única vía para que la humanidad presente y la humanidad futura puedan vivir plenamente y dignamente. Y ciudades que cuiden a su gente, que se preocupen por problemas como la pobreza y la desigualdad, pero también por las causas evitables de la infelicidad."
Fuente: Universidad Nacional de Rosario