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Cómo funcionan los nuevos descubrimientos en inmunoterapia

05/10 |

 

Un nuevo medicamento sirve para “desenmascarar” a las células cancerígenas. Así el sistema inmunológico puede atacarlas con mayor rapidez y eficacia.
En inmunología. Un nuevo medicamento sirve para “desenmascarar” a las células cancerígenas. Así el sistema inmunológico puede atacarlas con mayor rapidez y eficacia.

 

Esta semana comenzó la entrega de los Premios Nobel y el de Medicina fue para James P. Allison y Tasuku Honjo, quienes han realizado importantes hallazgos para curar el cáncer. Estos avances en lo que se denomina inmunoterapia, consiste en aplicar medicamentos en el cuerpo para “desenmascarar” a las células cancerígenas y que el sistema inmunológico pueda atacarlas.

 

El médico oncólogo Jorge Hidalgo explicó, en diálogo con Unidiversidad, que lo novedoso no es tratar de utilizar las defensas del cuerpo como mecanismo para combatir el cáncer, sino esta posibilidad de hacer a las células cancerígenas más reconocibles para el sistema inmunológico y que éste pueda eliminarlas.
El especialista explicó que el sistema inmunológico del cuerpo tiene tres etapas dinámicas: una en la que las células de la inmunidad pueden eliminar a las cancerígenas, otra en la que las primeras pueden lograr un equilibrio y otra en la que las células cancerígenas se escapan a los mecanismos de vigilancia de las de la inmunidad. Este último mecanismo se denomina evasión inmune y es con esta fase con la que se relacionan los trabajos de Allison y Honjo.
Los nuevos medicamentos, observó Hidalgo, “hacen que nuestro sistema celular, los que se llaman linfocitos traten de reconocer al enemigo y, una vez que lo hace, entonces sí lo puede atacar y mandarle sustancias para destruir a la célula cancerígena. Los linfocitos T son los que reconocen las células cancerígenas, son detectores y los principales que intentan eliminar las células cancerígenas, que pasan desapercibidas. Lo que se logró ahora con los nuevos tratamientos es generar anticuerpos, defensas, sustancias o medicamentos que buscan sacarle el disfraz a la célula de cáncer, sacarle el sombrero, los anteojos, la máscara, para que los linfocitos lo puedan reconocer.”
En otras palabras, los tratamientos que hoy se están utilizando le “sacan el disfraz” a las células cancerígenas, que actúan como freno para que no puedan ser reconocidas y para que no se ponga en marcha todo el sistema de defensa contra ellas.
 
Para qué pacientes puede funcionar el tratamiento
Hidalgo aseguró que hay varios tipos de tumores que tienen más mutaciones -cambios en la estructura genética de la célula de cáncer- que otros. Mientras más mutaciones tengan estas células, habrá más posibilidades de generar nuevas moléculas contra las cuales el propio sistema puede reconocer y tratar de eliminar. Es decir, habrá más posibilidades de que los nuevos medicamentos actúen con eficacia.
Los tipos de cáncer en los que más comúnmente se aplica la inmunoterapia, debido a las características mencionadas, son el melanoma, algunos tipos de cáncer de pulmón y el cáncer de vejiga, entre otros.
Además, estos tratamientos se pueden combinar con otros, dependiendo del caso, como ser la quimioterapia. Suelen aplicarse en pacientes que tienen la enfermedad avanzada, aunque, según aseguró Hidalgo, se está investigando y hay una tendencia a utilizarlo en etapas cada vez más tempranas de la enfermedad, en los que la enfermedad no esté tan diseminada.
Algunas de las drogas que permiten desenmascarar a las células cancerígenas para que puedan ser atacadas son: pembrolizumab, atezolizumab, nivolumab, ipilimumab, durvalumab. Una vez que se ha estimulado el sistema de defensa, en muchos casos, llega un momento en el que éste tiene su propia memoria y continúa actuando aún después de haber suspendido la aplicación  de los medicamentos.
 
Las precauciones
El médico oncólogo explicó que, a veces, el mecanismo de nuestra defensa no es perfecto y en un pequeño grupo de pacientes el tratamiento también puede generar inflamación en algunos órganos del cuerpo que no tienen la enfermedad. Esa es una de las precauciones que se deben tener en cuenta a la hora de aplicar la droga y por eso es que se buscan biomarcadores, que sirven para aprender de a poco a cómo seleccionar al paciente que va a responder mejor a este tipo de tratamientos.
Los biomarcadores son condiciones específicas de la enfermedad de cada paciente que nos pueden ayudar a decidir si el tratamiento le puede ser de mayor o menor utilidad. Esos son los que se llaman, según comentó Hidalgo, biomarcadores predictivos. Hay otros biomarcadores que son para determinar si el paciente va a tener una evolución mejor o peor.
Además, es necesario tener bajo control a quién le servirá y a quién no el medicamento debido a que es muy costoso. “Hay muchos esfuerzos para saber cuáles pueden ser las características que vamos a utilizar como biomarcadores predictivos para elegir en qué paciente se beneficia más, dependiendo del costo y los efectos secundarios. Y eso está en plena marcha y todavía tiene que ser refinado.”
El médico oncólogo Jorge Hidalgo explicó, en diálogo con Unidiversidad, que lo novedoso no es tratar de utilizar las defensas del cuerpo como mecanismo para combatir el cáncer, sino esta posibilidad de hacer a las células cancerígenas más reconocibles para el sistema inmunológico y que éste pueda eliminarlas.
El especialista explicó que el sistema inmunológico del cuerpo tiene tres etapas dinámicas: una en la que las células de la inmunidad pueden eliminar a las cancerígenas, otra en la que las primeras pueden lograr un equilibrio y otra en la que las células cancerígenas se escapan a los mecanismos de vigilancia de las de la inmunidad. Este último mecanismo se denomina evasión inmune y es con esta fase con la que se relacionan los trabajos de Allison y Honjo.
Los nuevos medicamentos, observó Hidalgo, “hacen que nuestro sistema celular, los que se llaman linfocitos traten de reconocer al enemigo y, una vez que lo hace, entonces sí lo puede atacar y mandarle sustancias para destruir a la célula cancerígena. Los linfocitos T son los que reconocen las células cancerígenas, son detectores y los principales que intentan eliminar las células cancerígenas, que pasan desapercibidas. Lo que se logró ahora con los nuevos tratamientos es generar anticuerpos, defensas, sustancias o medicamentos que buscan sacarle el disfraz a la célula de cáncer, sacarle el sombrero, los anteojos, la máscara, para que los linfocitos lo puedan reconocer.”
En otras palabras, los tratamientos que hoy se están utilizando le “sacan el disfraz” a las células cancerígenas, que actúan como freno para que no puedan ser reconocidas y para que no se ponga en marcha todo el sistema de defensa contra ellas.
 
Para qué pacientes puede funcionar el tratamiento
Hidalgo aseguró que hay varios tipos de tumores que tienen más mutaciones -cambios en la estructura genética de la célula de cáncer- que otros. Mientras más mutaciones tengan estas células, habrá más posibilidades de generar nuevas moléculas contra las cuales el propio sistema puede reconocer y tratar de eliminar. Es decir, habrá más posibilidades de que los nuevos medicamentos actúen con eficacia.
Los tipos de cáncer en los que más comúnmente se aplica la inmunoterapia, debido a las características mencionadas, son el melanoma, algunos tipos de cáncer de pulmón y el cáncer de vejiga, entre otros.
Además, estos tratamientos se pueden combinar con otros, dependiendo del caso, como ser la quimioterapia. Suelen aplicarse en pacientes que tienen la enfermedad avanzada, aunque, según aseguró Hidalgo, se está investigando y hay una tendencia a utilizarlo en etapas cada vez más tempranas de la enfermedad, en los que la enfermedad no esté tan diseminada.
Algunas de las drogas que permiten desenmascarar a las células cancerígenas para que puedan ser atacadas son: pembrolizumab, atezolizumab, nivolumab, ipilimumab, durvalumab. Una vez que se ha estimulado el sistema de defensa, en muchos casos, llega un momento en el que éste tiene su propia memoria y continúa actuando aún después de haber suspendido la aplicación  de los medicamentos.
 
Las precauciones
El médico oncólogo explicó que, a veces, el mecanismo de nuestra defensa no es perfecto y en un pequeño grupo de pacientes el tratamiento también puede generar inflamación en algunos órganos del cuerpo que no tienen la enfermedad. Esa es una de las precauciones que se deben tener en cuenta a la hora de aplicar la droga y por eso es que se buscan biomarcadores, que sirven para aprender de a poco a cómo seleccionar al paciente que va a responder mejor a este tipo de tratamientos.
Los biomarcadores son condiciones específicas de la enfermedad de cada paciente que nos pueden ayudar a decidir si el tratamiento le puede ser de mayor o menor utilidad. Esos son los que se llaman, según comentó Hidalgo, biomarcadores predictivos. Hay otros biomarcadores que son para determinar si el paciente va a tener una evolución mejor o peor.
Además, es necesario tener bajo control a quién le servirá y a quién no el medicamento debido a que es muy costoso. “Hay muchos esfuerzos para saber cuáles pueden ser las características que vamos a utilizar como biomarcadores predictivos para elegir en qué paciente se beneficia más, dependiendo del costo y los efectos secundarios. Y eso está en plena marcha y todavía tiene que ser refinado.”
Fuente: UNSAM

 

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