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Un auto innovador en TEDxUBA

20/11 |

 

Agustín Passerini y Delfina Colombo, diseñadores industriales recibidos en la UBA, conversaron con Universidad acerca de Astor, un auto eléctrico que idearon hace dos años junto a otros compañeros mientras estudiaban en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.
Diseñaron Astor, un auto eléctricoAgustín Passerini y Delfina Colombo, diseñadores industriales recibidos en la UBA, conversaron con Universidad acerca de Astor, un auto eléctrico que idearon hace dos años junto a otros compañeros mientras estudiaban en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.

 

 

Hace dos años Agustín Passerini y Delfina Colombo, junto con otros compañeros de la carrera de Diseño Industrial de la Universidad de Buenos Aires (UBA) -Elian Romero Tancoff, Nicolás Fantl y Cristela Caviglia-, diseñaron y produjeron su propio auto eléctrico al que denominaron Astor.
A dos años de esta hazaña, las ganas de producir un auto eléctrico apto para el uso diario en la ciudad siguen intactas. Por eso, el modelo 2018 presenta un habitáculo interior renovado: los jóvenes diseñadores incorporaron una pantalla táctil y mejoras en los asientos para que se ajuste a la comodidad de personas con movilidad reducida, entre otras innovaciones. Además, el nuevo vehículo muestra una carrocería mucho más estilizada y autonomía de funcionamiento para 80 km.
En diálogo con Universidad, Passerini y Colombo explicaron en qué consiste Astor, proyecto que presentaron recientemente durante las charlas TEDxUBA, además de profundizar sobre el rol de la universidad como impulsora de iniciativas de innovación, y el vínculo entre la ciencia y la comunidad. 
¿A qué se dedican? ¿En qué consistió su participación la semana pasada en TEDxUBA?
Somos Agustin Passerini y Delfina Colombo, diseñadores industriales recibidos de la UBA. El diseño industrial se encarga de resolver problemas proyectuales que, en general,  terminan en un producto, pueden ser planes de negocios de empresas o políticas estatales, es muy amplio. La charla en particular es sobre el vehículo eléctrico Astor que hicimos junto con Elian Romero Tancoff, Nicolás Fantl y Cristela Caviglia, en el marco de un proyecto de la materia Tecnología 4 de la cátedra Louzau, que es una materia anual en la que hay que llegar a un prototipo funcional a lo largo de los dos cuatrimestres. Algunos ejemplos de lo que se suele hacer son máquinas de rehabilitación, gastronómicas, farmacéuticas, agrícolas, vehículos pequeños, herramientas de mecanizado, impresión 3d, drones, hasta lo que se les ocurra, casi no tiene límites.
¿Nos podrían contar acerca de su proyecto?
Astor es un vehículo eléctrico para la ciudad. Es una solución a un problema que vemos todos los días: más de 1.5 millones de autos circulan en Capital Federal por día y esto tiene un gran impacto en la contaminación del aire y sonora, además de la saturación de espacio producida, ya que el 80% de los automovilistas circulan solos en un vehículo para cinco personas. Por eso Astor tiene una plaza más un acompañante esporádico, mide 1,20 m de ancho y 2,10 m de largo. Es más chico que el smart. También es fácilmente accesible para cualquier persona, incluso para las que tienen su movilidad reducida, ya que fue pensado para un cómodo y ágil acceso necesario en la ciudad. Como no puede ser de otra manera, cualquier vehículo que se proyecte en el futuro tiene que ser eléctrico, es lo que va a venir inevitablemente, por eso Astor lo es. Sin embargo, cuando lo empezamos a pensar a mediados de 2015, no había tantas certezas de que se viniera la movilidad eléctrica. Pero nosotros sí estábamos convencidos. Por esta manera de ir en contra de la corriente y seguir nuestros propios ideales, pensamos que teníamos mucho en común con Astor Piazzolla, quien fue un revolucionario muy criticado en el mundo del tango, sin embargo, fue uno de los tangueros más reconocidos. Por este motivo -además de ser un ícono argentino-, nuestro vehículo lleva su nombre.
 ¿En qué consistió la charla? 
Cuando empezamos con el proyecto de Astor tuvimos a muchas personas -sobre todo profesores- que insistieron con que el tiempo, La Plata y los conocimientos no iban a ser suficientes y que no íbamos a poder con este desarrollo. Sin embargo, seguimos adelante fundamentando cada idea a través de investigaciones y trabajos que hicimos. También pudimos avanzar con el proyecto gracias a las personas que nos ayudaron: Gabriel Torchia, restaurador de microautos, Gabriel Muñoz, fabricante de bicicletas eléctricas de La Plata que aportó el motor, las baterías, la mano de obra y sus conocimientos en el rubro de la movilidad eléctrica. Además contamos cómo, por no seguir los pre-conceptos de cómo son los pasos para diseñar un auto, el Astor logra tener componentes diferenciales en la comodidad y la sencillez adecuadas para el uso en la ciudad. Esto que contamos en relación al Astor, lo presentamos como ejemplo para generar en las personas que escuchen la charla las ganas de retomar sus proyectos, sin importar los comentarios de las primeras personas que lo vean y siguiendo sus propios ideales. Eso sí, trabajando muy fuerte para cumplir con sus objetivos.
¿Cuál creen que es el rol de la universidad a la hora de poner en marcha este tipo de proyectos?
La carrera de Diseño Industrial en la FADU (UBA) nos ayuda a abrir muchísimo la cabeza sobre cómo resolver proyectos, y también nos da un gran impulso para llevar proyectos propios adelante. En el caso de la materia Tecnología 4 es un gran momento para los estudiantes. Se les plantea desarrollar un prototipo funcional de una máquina que tiene que estar funcionando en el plazo de dos cuatrimestres. Es un desafío enorme. Esta práctica que comenzó hace diez años en la cátedra Louzau hace que los alumnos quieran mejorar los proyectos año a año. Así pasaron gran cantidad de tipologías de máquinas. El hecho de tener un plazo definido hace que tengas que completarlo sí o sí, cosa que es muy complicada cuando se termina la facultad, por eso es una gran oportunidad para darle todo el impulso posible a los proyectos. Si bien al momento de realizar el prototipo, la plata salió mayormente de nuestros bolsillos, a través de la Facultad también conseguimos el subsidio Universidad Diseño y Desarrollo Productivo 2016, el cual ya no existe más, pero ayudó a compensar parte de la inversión en el proyecto. Actualmente seguimos trabajando a pulmón para que Astor llegue a las calles, y en esta búsqueda están surgiendo contactos con ramas de la UBA como la Secretaría de Extensión o la Secretaría de Políticas de Diseño e Innovación Tecnológica, quienes se acercaron a nosotros para entender cómo podrían ayudarnos a cumplir con nuestro objetivo. Más allá de conseguir financiación para el proyecto, que es siempre lo más complicado, también les comentamos que sería de gran utilidad sumar otras carreras para lograr que se potencien a través de la interdisciplina. Otro punto a potenciar a través de la universidad, es el contacto con el resto de los entes estatales, en nuestro caso, sería vital la ayuda en patentamientos, registros y homologaciones para que se pueda llevar el producto a la calle.
¿Cómo ven el vínculo entre la ciencia y  la comunidad?
Creemos que el Diseño Industrial tiene grandes capacidades de entregarle sus conocimientos a la comunidad. Para la gran mayoría de los objetos que nos rodean hubo un diseñador (industrial, gráfico, indumentaria, arquitecto) que pensó en cómo sería usado. Para todos los casos en que un objeto no funciona bien, es claro que falta la intervención del diseño. Un claro y simple ejemplo de esto es una puerta que, por no poder comunicar por sí misma, se le deben agregar los carteles: tire y empuje. Podemos resolver cosas muy simples -que nadie reconoce a simple vista- o po­demos desarrollar productos de gran complejidad, como puede ser un auto. Una característica que nos define es tener la capa­cidad de poder mirar no sólo el problema objetual, sino todo el entorno que lo rodea.
Hace dos años Agustín Passerini y Delfina Colombo, junto con otros compañeros de la carrera de Diseño Industrial de la Universidad de Buenos Aires (UBA) -Elian Romero Tancoff, Nicolás Fantl y Cristela Caviglia-, diseñaron y produjeron su propio auto eléctrico al que denominaron Astor.
A dos años de esta hazaña, las ganas de producir un auto eléctrico apto para el uso diario en la ciudad siguen intactas. Por eso, el modelo 2018 presenta un habitáculo interior renovado: los jóvenes diseñadores incorporaron una pantalla táctil y mejoras en los asientos para que se ajuste a la comodidad de personas con movilidad reducida, entre otras innovaciones. Además, el nuevo vehículo muestra una carrocería mucho más estilizada y autonomía de funcionamiento para 80 km.
En diálogo con Universidad, Passerini y Colombo explicaron en qué consiste Astor, proyecto que presentaron recientemente durante las charlas TEDxUBA, además de profundizar sobre el rol de la universidad como impulsora de iniciativas de innovación, y el vínculo entre la ciencia y la comunidad. 

¿A qué se dedican? ¿En qué consistió su participación la semana pasada en TEDxUBA?
Somos Agustin Passerini y Delfina Colombo, diseñadores industriales recibidos de la UBA. El diseño industrial se encarga de resolver problemas proyectuales que, en general,  terminan en un producto, pueden ser planes de negocios de empresas o políticas estatales, es muy amplio. La charla en particular es sobre el vehículo eléctrico Astor que hicimos junto con Elian Romero Tancoff, Nicolás Fantl y Cristela Caviglia, en el marco de un proyecto de la materia Tecnología 4 de la cátedra Louzau, que es una materia anual en la que hay que llegar a un prototipo funcional a lo largo de los dos cuatrimestres. Algunos ejemplos de lo que se suele hacer son máquinas de rehabilitación, gastronómicas, farmacéuticas, agrícolas, vehículos pequeños, herramientas de mecanizado, impresión 3d, drones, hasta lo que se les ocurra, casi no tiene límites.
¿Nos podrían contar acerca de su proyecto?
Astor es un vehículo eléctrico para la ciudad. Es una solución a un problema que vemos todos los días: más de 1.5 millones de autos circulan en Capital Federal por día y esto tiene un gran impacto en la contaminación del aire y sonora, además de la saturación de espacio producida, ya que el 80% de los automovilistas circulan solos en un vehículo para cinco personas. Por eso Astor tiene una plaza más un acompañante esporádico, mide 1,20 m de ancho y 2,10 m de largo. Es más chico que el smart. También es fácilmente accesible para cualquier persona, incluso para las que tienen su movilidad reducida, ya que fue pensado para un cómodo y ágil acceso necesario en la ciudad. Como no puede ser de otra manera, cualquier vehículo que se proyecte en el futuro tiene que ser eléctrico, es lo que va a venir inevitablemente, por eso Astor lo es. Sin embargo, cuando lo empezamos a pensar a mediados de 2015, no había tantas certezas de que se viniera la movilidad eléctrica. Pero nosotros sí estábamos convencidos. Por esta manera de ir en contra de la corriente y seguir nuestros propios ideales, pensamos que teníamos mucho en común con Astor Piazzolla, quien fue un revolucionario muy criticado en el mundo del tango, sin embargo, fue uno de los tangueros más reconocidos. Por este motivo -además de ser un ícono argentino-, nuestro vehículo lleva su nombre.
 ¿En qué consistió la charla? 
Cuando empezamos con el proyecto de Astor tuvimos a muchas personas -sobre todo profesores- que insistieron con que el tiempo, La Plata y los conocimientos no iban a ser suficientes y que no íbamos a poder con este desarrollo. Sin embargo, seguimos adelante fundamentando cada idea a través de investigaciones y trabajos que hicimos. También pudimos avanzar con el proyecto gracias a las personas que nos ayudaron: Gabriel Torchia, restaurador de microautos, Gabriel Muñoz, fabricante de bicicletas eléctricas de La Plata que aportó el motor, las baterías, la mano de obra y sus conocimientos en el rubro de la movilidad eléctrica. Además contamos cómo, por no seguir los pre-conceptos de cómo son los pasos para diseñar un auto, el Astor logra tener componentes diferenciales en la comodidad y la sencillez adecuadas para el uso en la ciudad. Esto que contamos en relación al Astor, lo presentamos como ejemplo para generar en las personas que escuchen la charla las ganas de retomar sus proyectos, sin importar los comentarios de las primeras personas que lo vean y siguiendo sus propios ideales. Eso sí, trabajando muy fuerte para cumplir con sus objetivos.
¿Cuál creen que es el rol de la universidad a la hora de poner en marcha este tipo de proyectos?
La carrera de Diseño Industrial en la FADU (UBA) nos ayuda a abrir muchísimo la cabeza sobre cómo resolver proyectos, y también nos da un gran impulso para llevar proyectos propios adelante. En el caso de la materia Tecnología 4 es un gran momento para los estudiantes. Se les plantea desarrollar un prototipo funcional de una máquina que tiene que estar funcionando en el plazo de dos cuatrimestres. Es un desafío enorme. Esta práctica que comenzó hace diez años en la cátedra Louzau hace que los alumnos quieran mejorar los proyectos año a año. Así pasaron gran cantidad de tipologías de máquinas. El hecho de tener un plazo definido hace que tengas que completarlo sí o sí, cosa que es muy complicada cuando se termina la facultad, por eso es una gran oportunidad para darle todo el impulso posible a los proyectos. Si bien al momento de realizar el prototipo, la plata salió mayormente de nuestros bolsillos, a través de la Facultad también conseguimos el subsidio Universidad Diseño y Desarrollo Productivo 2016, el cual ya no existe más, pero ayudó a compensar parte de la inversión en el proyecto. Actualmente seguimos trabajando a pulmón para que Astor llegue a las calles, y en esta búsqueda están surgiendo contactos con ramas de la UBA como la Secretaría de Extensión o la Secretaría de Políticas de Diseño e Innovación Tecnológica, quienes se acercaron a nosotros para entender cómo podrían ayudarnos a cumplir con nuestro objetivo. Más allá de conseguir financiación para el proyecto, que es siempre lo más complicado, también les comentamos que sería de gran utilidad sumar otras carreras para lograr que se potencien a través de la interdisciplina. Otro punto a potenciar a través de la universidad, es el contacto con el resto de los entes estatales, en nuestro caso, sería vital la ayuda en patentamientos, registros y homologaciones para que se pueda llevar el producto a la calle.
¿Cómo ven el vínculo entre la ciencia y  la comunidad?
Creemos que el Diseño Industrial tiene grandes capacidades de entregarle sus conocimientos a la comunidad. Para la gran mayoría de los objetos que nos rodean hubo un diseñador (industrial, gráfico, indumentaria, arquitecto) que pensó en cómo sería usado. Para todos los casos en que un objeto no funciona bien, es claro que falta la intervención del diseño. Un claro y simple ejemplo de esto es una puerta que, por no poder comunicar por sí misma, se le deben agregar los carteles: tire y empuje. Podemos resolver cosas muy simples -que nadie reconoce a simple vista- o po­demos desarrollar productos de gran complejidad, como puede ser un auto. Una característica que nos define es tener la capa­cidad de poder mirar no sólo el problema objetual, sino todo el entorno que lo rodea.
Fuente: Página 12. 

 

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