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La Química, vedette de un inédito evento

20/06 |

El festival congregó a más de 1700 alumnos en Santa Fe. Propuso actividades educativas para la divulgación de esa ciencia, llevándola al plano de lo cotidiano. Experimentos, “magia” y originales instancias recreativas con tono didáctico

quimicaEl Mago “Tatu” se lució. Sólo le bastó mezclar un poco de permanganato de sodio con glicerina para generar una combustión seguida de una profusa humareda, y así cautivar el interés de todo el auditorio de alumnos. “Estos son los principios químicos básicos que explican lo que pasa hoy con el Puyehue, en Chile”, enseñó. Tener un volcán en una pequeña salita no es cosa de todos los días. Alguien abrió la ventana, el humo se disipó y quedaron en evidencia los gestos de sorpresa. Bien explicada y puesta en un contexto de referencia actual, una reacción química puede volverse una experiencia casi mágica. Y muy educativa.

Después el “mago” -que en realidad era un ingeniero de la FIQ, Christián Nemichenitzer- mostró cómo exponer al fuego un billete de dos pesos y lograr que no se queme. Y así siguió por un rato revelando mucho de lo que esconde una ciencia muchas veces “ninguneada” en la escuela, pero que explica -ni más ni menos- la composición y propiedades de todo lo que vemos a diario. El primer Festival de Química “AlQuímicaH” de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la UNL, propuso sencillamente eso: difundir la química bajándola al plano de lo cotidiano, provocando curiosidad y motivando su aprendizaje de manera creativa.

El evento se realizó en la FIQ desde el jueves y hasta ayer. Según estimaron los organizadores, lo recorrieron más de 1700 alumnos del 6º y 7º grado del nivel primario y de medio, de escuelas de la ciudad y la zona. A su vez, se anotaron unos 200 estudiantes anotados para hacer los talleres. El festival propuso itinerarios que incluyeron experimentos en distintas áreas de la química, espacios para autoexperiencias, magia, charlas de divulgación a cargo de especialistas, talleres para profesores de química y para estudiantes que cursan el último año de la escuela secundaria.

Enseñanza didáctica

“Este festival formó parte de nuestra Programa de Cultura Científica. Utilizamos la química como estrategia para llegar a los chicos y al público en general, para fomentar un espacio donde la ciencia se pueda ver más acercada a la gente y a lo cotidiano, sin olvidarnos de la cuestión teórica y de cómo se debe aplicar y enseñar en la escuela”, dijo a El Litoral el Dr. Enrique Mammarella, decano de la FIQ.

Estos festivales son propuestas de educación no formal. “Lo que se hace aquí es brindar algunas herramientas que favorezcan el traslado al aula de actividades distintas de las que están contenidas en las currículas escolares. Y que ayuden a una enseñanza más didáctica de las ciencias básicas, permitiendo a los docentes mantener a sus alumnos más motivados frente a la química”, agregó Carolina Revuelta, directora de Cultura Científica de la UNL.

“Pretendemos que éstas sean instancias que se instalen en las agendas de las escuelas. Que se sepa que en junio pueden venir a la FIQ a ver un festival de química, en septiembre otro de matemática y en octubre uno de física. El interés de las instituciones educativas ha sido muy bueno, muchas se quedaron fuera del cupo. Se trata de favorecer el vínculo entre escuela y facultad”, coincidieron Mammarella y Revuelta.

Cerezas de fantasía y el “doping de Popeye”

Durante las tres jornadas que duró el festival, el octógono de la FQ se convirtió en escenario de diversos experimentos para los visitantes, que eran explicados por los propios alumnos de carreras de ingeniería. “Nosotros mostramos cómo crear cerezas químicamente. Así de simple. A partir de una solución específica, aromatizada y con diferentes colorantes. El proceso químico implica una gelificación instantánea de estos compuestos, previa agitación durante un par de minutos. Con todo esto, ¡Voilá! Tenemos cerezas de fantasía”, explicaron Lautaro y Facundo, estudiantes de la FIQ.

También en el centro del octógono, otro joven alumno separaba en unas raras probetas los diferentes compuestos de la espinaca (clorofina A, clorofila B, caroteno, etc.). “Lo que mostramos es cómo se pueden separar estos compuestos, obtenerlos en una alta pureza y en un tiempo relativamente corto, y con una técnica muy simple”, sintetizó Lisandro. “Este simple proceso, en un aparato computarizado o electrónico, posibilitaría hacer un control antidoping: permitiría determinar si hay estupefacientes o alguna droga en sangre u otra sustancia humana. Y todo con los principios de este método básico”, resaltó.

Fuente: El Litoral

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1 comentario

 
Cristina dice ...
20/6/2011 13:22
Acercar a los chicos a la ciencia a través del juego les permite conocer un mundo al que en general se tiene difícil acceso.
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