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Aristas nuevas de un fenómeno candente
El creciente peso de las redes sociales y el corrimiento de los adultos de su tradicional rol en los conflictos entre chicos dibujan un escenario distinto
En los últimos días, tres hechos de violencia en las aulas conmovieron a la Región: una batalla campal desatada en la Escuela Técnica Número 1 de Ensenada, de la que no sólo participaron alumnos, sino también padres; una gresca entre dos grupos de chicos en la escuela Media 2 de Punta Lara que terminó con la policía estableciendo una custodia permanente sobre el establecimiento y -el último 10 de junio- un episodio que terminó con una alumna del Normal 3 herida con una botella en el marco de una escalada de agresividad que ganó intensidad en el ciberespacio, a través de amenazas en las redes sociales de Internet. Se trata de episodios recientes de un problema de larga data, pero en los que los expertos detectan elementos nuevos y significativos que dibujan un nuevo escenario en el tema de la violencia que estalla en los establecimientos escolares.
Materia de reflexión permanente de los especialistas, la violencia en las escuelas ha sido analizada en numerosas oportunidades. Los argumentos más frecuentes con los que se intenta explicar no son nuevos: se dice que responde a una multicausalidad, que es la expresión particular de un fenómeno más general que afecta a toda la sociedad y se la asocia con una crisis escolar y de todas las instituciones que, lejos de circunscribirse a la Argentina, se manifiesta en buena parte del mundo globalizado.
Con todo, el mismo análisis otorga mayor importancia hoy a elementos antes poco considerados o cuyo papel ganó una enorme relevancia en los últimos tiempos. Entre ellos, un corrimiento cada vez más manifiesto de los adultos de su tradicional rol de moderadores en los conflictos entre chicos. Y una creciente importancia de las redes sociales, como facebook, un espacio convertido en una suerte de "tierra de nadie" en la que los padres y docentes -por desconocimiento o poco interés- tienen poca o ninguna incidencia.
El investigador Alejandro Spiegel designa ese espacio como "la vereda virtual": un ámbito donde se continúan conflictos que aparecen en las aulas y que entusiasma especialmente a niños y adolescentes debido a una razón: la ausencia del control de los adultos.
CUESTION DE ROLES
Claudia Bello es la titular del área de psicología de la Dirección General de Cultura y Educación destaca como una arista singular a tener en cuenta a la participación de adultos en una gresca que inicialmente había sido de alumnos, lo que considera un aspecto tan novedoso como complejo y preocupante. ¿La razón?: "En este episodio aparece muy fuerte algo que ya se venía observando, que es el desdibujamiento del rol de autoridad de los adultos. Hay que tener en cuenta que la caída de la norma es, en sí, una forma de violencia. Y ahí hay una corresponsabilidad de todos los actores del sistema educativo".
¿De dónde viene esa dificultad para asumir el rol de adultos frente a los chicos, poniendo límites y estableciendo normas? Cristina Erausquin, profesora de Psicología Educacional de la UNLP y la UBA y directora de un proyecto de investigación sobre violencia escolar lo asocia con el pasado reciente: "Quienes hoy son padres de adolescentes vivieron los años de la última dictadura militar y la escuela disciplinadora y hacen una revisión de todo lo que tiene que ver con el autorismo y la autoridad. No quieren esos modelos para sus hijos. Pero en ese afán terminan frecuentemente endiosando el lugar del joven, cediéndole todo el terreno y abdicando de su rol de adultos".
RASGOS DE EPOCA
La escuela -convertida en caja de resonancia de todos los conflictos- es el escenario donde estallan problemas que se originan en otro sitio (como el barrio) y donde se replican conductas que los chicos y adolescentes toman de sus mayores. Los más preocupantes: las dificultades para escuchar al otro, el pasaje al acto sin mediación de la reflexión y el poco control de los impulsos.
No es esto lo único del comportamiento adolescente que preocupa hoy a los especialistas. Erausquin hace hincapié en que "la percepción del futuro de los adolescentes está hoy desmayada". Pocos ven a la escuela como un "templo del saber" o un medio facilitador del ascenso social o la inserción laboral.
Con todo, Erausquin no es pesimista: invita a considerar a la crisis como oportunidad: "No sabemos si de esta coyuntura puede surgir un nuevo modelo escolar, superador del actual. Pero sí surgen experiencias que dejan marca, herramientas nuevas, artefactos nuevos".
Claudia Bello dice que muchas comunidades escolares trabajan hoy en sintonía con esa mirada y menciona algunas de las experiencias emergentes: corredores seguros para que los chicos concurran a la escuela sin sobresaltos, madres que se encargan diariamente de tocar timbre en las casas de los chicos con problemas de ausentismo.
"Desde el año pasado se trabaja mucho con las comunidades a través de mesas de participación y una de las cosas que observamos es que violencia y sexualidad son temas que preocupan a todos los actores: padres, jóvenes, docentes y ONGs", dice Bello.
Así, en las 850 mesas de participación conformadas en 2010, de las que participaron 8.977 personas entre jóvenes, docentes, representantes de ONGs y padres, los temas elegidos por los padres para abordar fueron la crianza, los límites, la educación sexual y los derechos de los chicos. Los alumnos priorizaron violencia y sexualidad. Los docentes violencia, convivencia, resolución de conflictos y derechos. Y las ONGs vulneración de derechos, inclusión educativa, adicciones, violencia familiar y género.
A la hora de hacer una evaluación de los conflictos en las aulas, los especialistas consultados destacan que las comparaciones con la escuela del pasado deben tener en cuenta un factor central: "Hoy las escuelas son más inclusivas y menos meritocráticas, lo cual favorece que una población más heterogénea pueble sus aulas. Esto genera todavía algunas resistencias que pueden derivar en conflictos", dice Bello.
Fuente: El Día