Se llama Manuel Angel Loor Zambrano. Y se dedica a hacer jueguito. Esta mañana en Mendoza era la máxima atracción en la Plaza Independencia. El Rey de la Cascarita, como dicen los títulos de viejas notas que conserva en fotocopias arrugadas y que enseña con orgullo.

Una pelota en la cabeza, otra girando sobre una birome que sostiene en la mano. Después, como un mago, muestra una piedra y le pide al público presente que compruebe el peso. Al cronista de Clarín.com la piedra lo dobla y casi lo tira al piso. Pone la roca sobre su pie y la hace saltar a su espalda. Onomatopeya de admiración. Tanto de paraguayos como venezolanos, un puñado que arribó a Mendoza para la semifinal de esta noche. "¿Hay espacio en el Malvinas para que yo me presente?", pregunta.

Es que Cascarita necesita reunir 300 dólares para volver a Quito. Aunque piensa cruzar a Chile primero, porque "la Copa América ya no despierta entusiasmo", cuenta. "Si acá estaba Chile me hago millonario", explica. Es que llegaron 5 mil paraguayos y muy pocos venezolanos, y si estaba la Roja esperaban 30 mil turistas con dinero fresco.

"Vengo de Córdoba y Santa Fe. Allá, en la peatonal, hacía 500 pesos argentinos en una tarde", se lamenta. Es que la plata no alcanza y el regreso a casa es largo.

Cuenta que jugó al fútbol, en El Nacional, pero que tuvo que dejar porque un tumor en la pierna izquierda le impidió seguir. Que esta es su "cuarta Copa América" y que "la selección de Ecuador" esta vez no lo "llamó", bromea, pide fuego, prende un cigarro y se va.

Fuente: Clarín