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Piedra, papel o tijera, el único juego que tiende un puente entre padres e hijos

11/08 |

A la hora de jugar, los chicos no han heredado las costumbres de sus progenitores, afirma un estudio británico.

piedTocaba el timbre y apuraba las piernas para salir corriendo hasta perderse en la oscuridad de la noche. Surcaba la calle como un cohete espacial hasta llegar a la esquina, donde estaban sus amigos. Se revolcaban de la risa. Así recuerda Nicolás Barini su entretenimiento favorito de la infancia, "el ring raje", ese juego indignante para los vecinos, pero emocionante para los chicos aunque después llegara el reto de los adultos.

En el local donde espera que sus dos hijos decidan qué juego de la play station comprarse, Nicolás (37 años, contador) cuenta que las tardes en el barrio Modelo pasaban "volando" entre bolillas, rayuelas y el "picadito" en la plaza. Salvo jugar a la pelota, este joven papá admite que esos viejos juegos que antes entretenían por horas a los chicos ya no les interesan o les interesan poco a los niños de ahora. Las consolas de videojuego, las computadoras y la televisión son mucho más atractivas para ellos.

Quizás cueste creer que esos entretenimientos que se iban contagiando de generación en generación puedan estar hoy en peligro de extinción. Pero las cifras no mienten: el 50% de los menores no sabe jugar a la rayuela y sólo uno de cada tres niños conoce cómo divertirse con las bolillas. Así lo comprobó el estudio británico de Dairylea: Simple Fun Report, que indagó en 1.000 padres y sus hijos acerca de los pasatiempos con los que ambos se entretenían.

La investigación concluyó que los juegos antiguos sobreviven principalmente por el recuerdo de los adultos más que por la práctica de los niños.

Hay más datos sorprendentes: mientras el 62% de los padres se acordaba de las reglas de las bolillas, sólo el 32% de los hijos las conocían. Otros juegos tradicionales, conocidos en este lado del mundo como el "mercadito" y el "ahorcadito", también están empezando a sentir lentamente la caricia del olvido. Según el estudio, sólo cuatro de cada 10 niños encuestados sabían las reglas de estos entretenimientos.

Algunos gustos no cambiaron tan radicalmente. Cuando se les consultó a los chicos qué actividades les gusta hacer más, la respuesta más votada fue andar en bicicleta, lo mismo que sus padres dijeron hacer con mayor frecuencia durante su niñez.

Para sorpresa de los investigadores, un juego simple, impulsivo y hasta azaroso es el que se mantiene más vigente entre padres e hijos. Se trata de sacudir la mano tres veces y golpear en la palma de la otra mano; si la cerramos, sale piedra; abrimos la mano, sale papel; separamos dos dedos, sale tijera. Piedra le gana a tijera y tijera le gana a papel. Pero papel le gana a piedra. Conocido en este lado del planeta como "Piedra, papel o tijera" este entretenimiento resultó ser el más universal: el 70% de los padres y el 65% de los niños que tenían menos de 11 años sabían cómo jugarlo.

Buscando porqués

¿Por qué los chicos de hoy ya no juegan tanto a la bolilla, la rayuela o el balero? Las respuestas de los expertos son variadas: los cambios del estilo de vida y la invasión de la tecnología parecen explicar una buena parte de este fenómeno. La encuesta británica también da unas pistas: el 44% de los padres consultados recordaban que sus juegos eran al aire libre, en parques, plazas y las calles. Con sus hijos, en cambio, ocurre lo contrario: el 66% de los padres dijo que sus niños carecen de la libertad de salir fuera de la casa a jugar por el temor a la inseguridad. Como consecuencia, la mayoría de los niños contaron que se entretienen dentro de la casa, mientras juegan con computadoras o consolas.

Pasar de la calle a internet es sólo uno de los grandes cambios en las formas de jugar en la infancia, destaca la psicopedagoga Natalia Jiménez Terán, quien considera que no hay que demonizar la tecnología, pero tampoco permitir que esta lo invada todo.

Lo primero que se advierte de este fenómeno son problemas con la motricidad. Es sabido que los chicos acostumbrados a jugar al aire libre tienen mejor motricidad y mejor capacidad física y de resistencia. Pero hay un punto más específico: "los entretenimientos de antes, como la rayuela o saltar la soga, permitían al niño el desarrollo de la motricidad gruesa que es lo que después da lugar al desarrollo de la motricidad fina. Hoy estamos viendo en los chicos que manipulan menos cosas, tienen problemas con las destrezas finas, habilidades tan simples y a la vez tan complejas como, por ejemplo, saber usar una tijera o atarse los cordones", detalla.

Pero es quizás desde el punto de vista emocional y social donde más se sientan los efectos, explica. "Porque la tecnología cambia el juego entre amigos, el cara a cara. El juego en grupo, además, siempre tiene que ver con las normas, con el respeto a los demás, y estas cuestiones es obvio que después se proyectan a la vida adulta", considera.

Según Jiménez Terán, no es bueno estar mirando siempre hacia atrás y pensando que todo tiempo pasado fue mejor. "Hoy, a los chicos, la computadora los deslumbra y, entonces, debemos sacarle provecho: internet puede enriquecer mucho, ayuda a desarrollar el lenguaje escrito y permite potenciar destrezas cognitivas. Es un instrumento a partir del cual podemos llegar a diferentes lugares de conocimiento. Lo bueno, como siempre, es el equilibrio. El juego entre amigos es importante porque se trata de actividades iniciadas y dirigidas por los chicos, con sus propias reglas, algo que no sucede en la PC. Los videojuegos y la compu tienen que ser un complemento", concluye.

Cerca, pero tan lejos

La pregunta es sobre el juego. No sabe lo que es la payana y, aunque ha visto trompos, nunca le llamaron la atención. Gonzalo, que tiene siete años, habla de todo lo que hace en su casa. Explica cuáles son sus favoritos de "la Play": el Pes 2011 y Dragon Ball. Y cuenta los dibujitos que ve en la tele: Ben 10 y los Padrinos Mágicos, entre otros. Su testimonio se parece muy poco al de su papá, Nicolás Barini, que al comienzo de esta nota viajó por su infancia de largas horas pasadas en la calle, de la bici, de los amigos de barrio, de la puerta siempre abierta... detalles de un escenario que parece totalmente imposible para su hijo a pesar de que vivan a muy pocas cuadras de la casa que lo vio crecer.

Fuente: La Gaceta

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1 comentario

 
Anónimo dice ...
11/8/2011 17:21
No todo tiempo pasado fue mejor, pero es cierto que los chicos de hoy han perdido la oportunidad que tuvimos los mayores de jugar en la calle, sin peligro por la menor cantidad de tránsito y inseguridad actual, que aparece en todos los países del mundo.
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