En su libro más intimista "Recuerdos de un Médico Rural", Favaloro repasa algunos de los recuerdos de infancia que marcaron a fuego a su relación con la Ciudad.

"Yo era el hijo mayor de una familia muy humilde. Mi padre, ebanista más que carpintero, tenía un pequeño taller con dos o tres operarios donde el arte era más importante que el dinero", comenta en esas memorias, donde repasa, además, sus caminatas por el Bosque, el Parque Saavedra o cruzando la 72 "para perderme en los baldíos".

Precisamente, ese barrio lo nombró en una ocasión "mondonguero emérito" y Favaloro, que había cosechado premios en todo el mundo, solía mencionar ese calificativo con orgullo "por las connotaciones lugareñas que encierra", según él mismo expresaba.

Gimnasia y la universidad

Su relación con el club Gimnasia y Esgrima de La Plata merece un capítulo aparte, con sus periódicas apariciones en la tribuna popular del club, o bien sus charlas con distintos planteles de fútbol que atravesaban instancias cruciales en la vida del club, del que llegó a ser dirigente durante un lapso de 15 años.

De La Plata celebraba que no perdía "esa impronta pueblerina" a pesar del paso de los años. Y para Favaloro volver implicaba siempre la posibilidad de reencontrarse con amigos y familiares.

Otro de los sitios fundamentales para el destacado cardiocirujano en La Plata era la Universidad y sobre todo la facultad de Ciencias Médicas, la casa de estudios que lo formó y a la que siempre destacó en sus recuerdos, al igual que a aquellos profesionales que contribuyeron a su formación profesional.

Fuente: Diario El Día