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Brillante arranque académico del Polo Científico y Tecnológico

24/04 |

dddEinstein decía que "si a primera vista una idea no parece absurda, no merece tenerse en cuenta". Ayer, el doctor Herbert Jäckle, vicepresidente de la Sociedad Max Planck, citó al sabio alemán para aludir al notable desafío que fue crear el Instituto de Biomedicina de Buenos Aires, el primero asociado con su institución en toda América latina y que acaba de comenzar su actividad académica con un taller que congregó a varias decenas de figuras estelares de la investigación de vanguardia.

El simposio Fronteras en Biociencia es el puntapié inicial de las actividades del polo científico y tecnológico situado en el predio de las ex Bodegas Giol y reúne hasta el miércoles a una impresionante delegación (30 directores de institutos) de Sociedad, de casi 15.000 miembros, y que cuenta con un presupuesto anual de mil quinientos millones de euros.

"Es la mayor cantidad de directores de nuestra institución que haya visto juntos en un congreso en el extranjero -comentó con una sonrisa el doctor Florian Holsboer, director del Instituto Max- Planck de Psiquiatría, de Munich-. Esto muestra la importancia que le asignamos a este emprendimiento."

El encuentro pasa revista de los últimos hallazgos (algunos todavía en proceso de publicación) en muchos de los temas que más atención atraen hoy en los campos de la biología general, vegetal y del sistema nervioso. Participan 500 investigadores y estudiantes; 50 de ellos, becados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva para que pudieran venir desde el interior.

Las ambiciones para el nuevo centro de investigación no son modestas: "Queremos desarrollar una plataforma que nos permita encontrar nuevos blancos terapéuticos en enfermedades como la depresión, el mal de Alzheimer o la diabetes, y luego ir desde el modelado hasta la prueba experimental en células o tejidos en busca de sustancias que nos permitan crear nuevos productos para atacar estos trastornos", explicó el doctor Eduardo Arzt, investigador del Conicet y flamante director.

Misión cumplida

Para recorrer este camino que va de la mesada del laboratorio a la cama del paciente, el instituto inicia sus actividades con un 50% de su dotación. "Vamos a darnos un tiempo para que los equipos se asienten bien, y de allí en más, continuar creciendo", dijo Arzt.

El núcleo de investigadores que pondrá todo esto en marcha incluirá a seis científicos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA con sus respectivos becarios y a un número similar de científicos argentinos que abandonan sus posiciones en centros de primer nivel para retornar al país.

Entre ellos están Claudio Cavasotto, doctor en Física de la UBA y profesor asociado de la Universidad de Texas en Houston, que estará a cargo del grupo de Química Computacional y Diseño de Fármacos; María Paz Fernández, doctorada en Ciencias Biológicas de la UBA que vuelve desde la Escuela de Medicina de Harvard y estará a cargo del grupo de investigación de Neurobiología del Comportamiento; Mario Rossi, también biólogo de la UBA, que hasta ahora trabajaba en el Centro Médico de la Universidad de Nueva York y dirigirá el grupo de Autofagia y Sistema Ubiquitina/Proteosoma, y Damián Refojo, médico de la UBA y jefe del grupo Neurobiología Molecular en el Instituto Max Planck de Psiquiatría de Munich, que ahora continuará sus investigaciones en Buenos Aires.

"Me presenté a la selección que se hizo para ocupar una posición en este instituto -contó Refojo, que será uno de los disertantes de las próximas jornadas-. El examen fue muy difícil, muy competitivo, porque había candidatos con currículums excelentes. Cualquiera de los finalistas podría haber sido elegido. Pienso que probablemente hayan tenido en cuenta lo novedoso de los proyectos que presentamos..."

Refojo reconoció que tomar la decisión de trasladar a toda la familia (y, en especial, a sus dos hijos, que van a la escuela en Alemania) no fue fácil. "Es importante poder volver, pero en condiciones que verdaderamente merezcan la pena -dijo-. Y creo que aquí podremos hacer ciencia de primer nivel. Este es un edificio modelo para la Argentina. Tenemos que mostrar mucho, pero también producir, como estoy seguro de que lo lograremos, en el mejor nivel."

Aunque se especializó en los mecanismos moleculares de la depresión y la ansiedad, y en el funcionamiento de las drogas antidepresivas, el científico descubrió una nueva vía de señalización neuronal que resultó ser muy relevante para entender cómo se desarrollan las neuronas y probablemente cómo funcionan sus sinapsis. De allí que la mayoría de su grupo está tratando ahora de dilucidar estos mecanismos in vitro y en vivo.

"Para nosotros ésta es la comprobación de que nuestra colaboración con Alemania está funcionando de forma muy exitosa -subrayó el ministro Lino Barañao, que dio el discurso inaugural-, y tiene varios componentes que definen este proyecto: garantizar un alto nivel de excelencia y llegar a todo el país, ya que el Polo tiene como objetivo ser un centro de formación."

Por su parte, concluyó Holsboer: "Esto será un imán para la mejor ciencia del país. Creo que podemos decir «¡misión cumplida!»"..

Fuente: La Nación

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