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Quinquela Martín, el pintor de una identidad

10/09 |

“Quinquela no pintó La Boca como La Boca era sino como él quería que fuera. Después, La Boca se pareció a Quinquela” así describe el profesor Julio Flores al artista que traspasó su obra pictórica a los muros del barrio que lo vio crecer. Experto en su obra, el decano del departamento de Artes Visuales del IUNA analiza el proyecto artístico del inolvidable maestro cuando se cumplen 120 años de su nacimiento.

qmBenito Quinquela Martín es un artista reconocido por sus cuadros cargados de color, que plasmaron la vida cotidiana de un barrio al que le imprimió identidad. Además de su recordada obra, Quinquela tenía un proyecto artístico que lo trascendió.

Consultado por InfoUniversidades como experto en la obra del pintor de La Boca, el decano del departamento de Artes Visuales del IUNA, Julio Flores, señaló que “su producción más importante no fue vista como obra de arte hasta hace poco tiempo. Esta producción a la que me refiero es el carácter que tienen las intervenciones urbanas que realizó, aunque en el momento en que Quinquela las lleva a cabo, fueron vistas casi como un trabajo de filantropía”.

Antiacadémico y difícil de catalogar, Quinquela Martín encontró en el barrio de La Boca y los trabajadores del puerto un repertorio ideal para su obra. Según sus propias palabras, “los barcos, el río, las grúas, los astilleros, los obreros, la vida afiebrada del trabajo, eran temas que yo llevaba adentro y los trataba con facilidad”. Con la influencia temprana de los macchiaioli italianos, se formó con maestros argentinos y expuso por primera vez en 1910 cinco cuadros que firmó como Chinchella, apellido que cambió por el castellanizado Quinquela algunos años después.

“A mi entender, la crítica señaló sólo su producción de obra y destacó su calidad, sus características y particularidades -explica Flores-, pero creo que en realidad Quinquela nunca estuvo clasificado en forma correcta. Lo han catalogado como post-impresionista y como expresionista pero ése es el problema de trasladar las escuelas europeas para clasificar las escuelas argentinas”.

Las acciones de Quinquela contribuyeron a crear la identidad de un barrio de conventillos de madera y chapas. Estas intervenciones urbanas, que consistían en la pintada por paños de colores de las paredes de las viviendas “con las pinturas sobrantes de los barcos, que los vecinos usaban para proteger sus casas, le dieron su carácter a La Boca. Desde ese punto de vista, el accionar de Quinquela y sus intervenciones urbanas se adelanta a muchas de las realizaciones del resto del mundo. Para desarrollar esta tarea usa un método de militante barrial: convence al vecino de que pinte su casa sin mezclar los colores y los use saturados y por planos amplios de contrastes. Le muestra y le hace imaginar cómo quedaría su casa, el conventillo y el barrio con esa acción. Diría que Quinquela no pintó La Boca como La Boca era sino como él quería que fuera. Después, La Boca se pareció a Quinquela”.

Para Quinquela, hacer coincidir el arte con la vida fue una preocupación. Donó terrenos para que se construyeran en ellos la escuela primaria Pedro de Mendoza, el Museo de Bellas Artes de La Boca, el Museo de Escultura al Aire Libre, el Jardín de Infantes, el Teatro de la Ribera y la casa-estudio Benito Quinquela Martín, que guarda una colección de sus obras y objetos. Estos edificios constituyen un complejo cultural que el artista había pensado.

Recuerda el decano que, en una visita que le realizó, el mismo Quinquela lo invitó “a recorrer su terraza de esculturas recién inaugurada y me contó que quería llenar de obras de arte argentino la escuela que iba a donar, pero que no lo dejaban por temor a que los alumnos las copiaran. Él veía el valor y la necesidad de que la escuela estuviera conectada con el Museo y el Teatro, porque la educación debía correr por los mismos caminos que el arte y la vida”.

A 120 años del nacimiento de Benito Quinquela Martín, el legado de este artista original está presente en el imaginario de un barrio al que le dio identidad propia y en el de quienes piensan al país a la distancia. “Al buscar postales, enciclopedias o folletos turísticos sobre la ciudad de Buenos Aires, es lugar común encontrar fotos de la Plaza de Mayo, de San Telmo y de la calle Caminito porque forman parte de nuestra identidad, hacia el exterior y hacia el interior. Cuando uno se va de la Argentina y piensa la Argentina, en el recuerdo de Buenos Aires aparece La Boca como uno de los sitios más importantes que se evocan del propio país”, concluyó.

Fuente: Betina Bróccoli - Prensa y Difusión - Secretaría de Desarrollo y Vinculación Institucional - Instituto Universitario Nacional del Arte

 

 

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