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La Universidad como instrumento de transformación social
En épocas de bicentenarios latinoamericanos, también la UBA se acerca a sus doscientos años de vida. Desde sus inicios, en la región ha sido pionera en todos los campos.
La Universidad de Buenos Aires “…forma investigadores originales, profesionales idóneos y profesores de carrera, socialmente eficaces y dispuestos a servir al país. Encauza a los graduados en la enseñanza y en las tareas de investigación y, a través de ellos, estrecha su relación con la sociedad”. (Estatuto Universitario de la UBA)
En épocas de bicentenarios latinoamericanos, también la UBA se acerca a sus doscientos años de vida. Desde sus inicios, en la región ha sido pionera en todos los campos. La investigación científica dio sus frutos con tres premios Nobel y posicionó a la Universidad de Buenos Aires como una usina de conocimiento e investigación.
Uno de sus mayores compromisos ante la sociedad es habilitar el conocimiento científico como un instrumento de comprensión y transformación de la realidad social, estudiar los fenómenos, construir alternativas a las problemáticas para mediano y largo plazo. Desde la universidad se apuesta a fortalecer la pertinencia social de la investigación. Esto se traduce en servicios, oferta tecnológica y aportes para la resolución de problemas.
En este sentido, y atenta a los cambios experimentados en las últimas décadas por la sociedad argentina, la UBA comenzó a desarrollar tres programas interdisciplinarios especiales sobre diferentes problemáticas actuales, urgentes e importantes: el cambio climático, las marginaciones sociales y la energía. Es esta una manera de comprometerse y asumir responsabilidades que la realidad plantea.
El Programa Interdisciplinario de la UBA sobre Cambio Climático (PIUBACC) fue el primero creado por la universidad para trabajar sobre problemas de actualidad.
De manera creciente, la opinión pública y los más prestigiosos líderes mundiales consideran al cambio climático como uno de los mayores problemas que enfrenta la humanidad. Ello se debe a los severos impactos económicos, sociales, políticos, y ecológicos que acarrea el CC, y a cómo afectará su mitigación el sistema productivo global. La universidad afronta estos problemas a través del programa conformado por los más prestigiosos investigadores de cada una de las unidades académicas y no sólo contribuye con una visión estratégica del tema, sino que se intentan aportar soluciones y alternativas a la problemática.
El Programa Interdisciplinario de la UBA sobre Marginaciones Sociales (PIUBAMAS), implica un trabajo que trasciende los límites disciplinarios. La intensificación de las desigualdades en los últimos tiempos ha generado grupos residuales o excedentes. El desafío planteado a los investigadores en este campo, se suma a la habitual exigencia de enunciar conocimientos actualizados y rigurosos sobre los fenómenos en estudio, y consecuentemente, la necesidad de formular propuestas sobre los mecanismos institucionales más adecuados para la prevención y superación de las antiguas o las nuevas formas de la marginación social.
Teniendo en cuenta el problema estratégico argentino a largo plazo respecto de qué tipo de energía se podrá usar, de qué manera, con qué limitaciones, en qué contexto y con qué consecuencias, se creó el Programa Interdisciplinario sobre Energía Sustentable, PIUBAES. Es la universidad pública la que debe expedirse sobre temas como éste que atañen al futuro de nuestro país y a las estrategias viables y factibles para su desarrollo.
Programaciones científicas
La Universidad de Buenos Aires promueve y sostiene la investigación científica y tecnológica como medio fundamental para elevar la calidad académica, mejorar el perfil de los graduados y atender los requerimientos y necesidades de la sociedad.
En 1986 se creó el régimen de subsidios para proyectos de investigación y desarrollo en el ámbito de la UBA. Desde entonces, las programaciones científicas (UBACyT) han demostrado ser un instrumento adecuado de promoción de las actividades científicas, tecnológicas y de innovación de la Universidad, repercutiendo positivamente en la calidad y cantidad de sus producciones científicas.
Actualmente existen tres tipos de proyectos de investigación: de grupos consolidados, de grupos en formación, y de investigadores jóvenes.
La programación científica 2008-2010 suma hoy un total de 1.659 proyectos acreditados, de los cuales 1.416 son financiados y 243 perciben un estipendio de sostenimiento.
La SeCyT persigue acciones de integración externa de la Universidad con otros organismos y universidades nacionales, con el objeto de perfeccionar su sistema de evaluación de los recursos humanos y de su producción científica y tecnológica explicitando las pautas que lo regulan y estructuran, avanzando en el proceso de informatización del mismo.
Para su evaluación, los proyectos de investigación presentados a cada convocatoria de las Programaciones Científicas (UBACYT) son sometidos a consideración de las ocho Comisiones Técnicas Asesoras (CTA) de la Universidad. En cada programación, el proceso de evaluación se realiza en dos instancias: evaluación de los planes de trabajo por pares especialistas externos a la Universidad, y evaluación de los antecedentes de los recursos humanos implicados (dirección, codirección y grupo de investigación) a cargo de las Comisiones Asesoras.
De acuerdo al relevamiento 2008 de actividades científicas y tecnológicas de las Universidades públicas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, la UBA cuenta con un total de 6.220 investigadores.
Becas para la investigación
La investigación científico-tecnológica constituye una de las funciones básicas de la Universidad, y es un componente significativo de la calidad académica. El desarrollo de mecanismos de fomento para la producción y transferencia de conocimientos representa un elemento esencial de esta política.
A través de la formación de investigadores y la consolidación de los grupos de investigación ya existentes en la Universidad se genera la masa crítica necesaria para el desarrollo de proyectos científicos.
El desarrollo de mecanismos de fomento para la producción y transferencia de conocimientos representa un elemento esencial en la política de Ciencia y Técnica de la Universidad. En este sentido, las becas de investigación han permitido promover, alentar y sostener la actividad científica.
Existen en la actualidad cuatro tipos de becas en la UBA:
Las becas Estímulo destinadas a promover la iniciación de los estudiantes en la investigación científica y tecnológica; las de Maestría, destinadas a graduados de la UBA y de otras universidades nacionales, orientadas a la elaboración de la tesis de Maestría; las de Doctorado, para promover el desarrollo de tareas de investigación orientadas a la prosecución de estudios de doctorado, con el objetivo de la elaboración de la tesis de doctorado. Por último, las de culminación de Doctorado, orientadas a la finalización de tesis de doctorado.
El total de becas de investigación vigentes incluyendo todas las categorías se incrementó en un 50% entre 2006 y 2009, y un 65% en los últimos diez años.
Cooperación e intercambio
El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, a través de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), promueve el financiamiento de proyectos tendientes a mejorar las condiciones sociales, económicas y culturales en la Argentina.
El Fondo Nacional para la Investigación Científica y Tecnológica -FONCyT- tiene como misión apoyar proyectos y actividades cuya finalidad es la generación de nuevos conocimientos científicos y tecnológicos -tanto en temáticas básicas como aplicadas-, desarrollados por investigadores pertenecientes a instituciones públicas y privadas sin fines de lucro radicadas en el país.
La UBA cuenta con una dirección de Cooperación dependiente de la Secretaría de Ciencia y Técnica. Su finalidad es asesorar, capacitar, acompañar y asistir a investigadores de las distintas unidades académicas sobre la mejor forma de presentar los proyectos, para acceder a los beneficios otorgados por la ANPCyT.
La Dirección de Cooperación también ha diseñado e instrumentado los mecanismos de implementación de los distintos beneficios otorgados a la UBA como Institución Beneficiaria.
Durante 2008, la Dirección de Cooperación concretó la firma de 39 contratos de promoción con la ANPCyT para el financiamiento de 350 proyectos presentados a distintos beneficios, todos aprobados por Resolución del Consejo Superior.
Mediante estos contratos, la ANPCyT compromete subsidios por un monto total de casi 92 millones de pesos para ser aplicados a 350 proyectos.
+Datos:
* Más de 50 millones por año se incorporarán para la investigación, de mantenerse el nivel de inversión del Ministerio y la participación del orden del 20% que la UBA registra en promedio, sobre el total concursado.
* Se encuentran en ejecución alrededor de 700 proyectos. Los 350 proyectos en curso de convocatorias anteriores se suman a los 350 proyectos firmados en el 2008.
* Se incorporaron alrededor de 200 becarios, financiados en el marco de los proyectos, que se suman a los propios de la UBA.
* Prácticamente se ha duplicado durante 2008 el financiamiento para I+D recibido por la UBA a través de la ANPCyT, tanto en cantidad de proyectos como en dinero.
* Se ha alcanzado a unos 1.691 investigadores beneficiados por los contratos de promoción firmados durante el año.
Programa de incentivos
En 1993 el Ministerio de Educación de la Nación creó el Programa de Incentivos a docentes investigadores de Universidades Nacionales. Dicho Programa tiene el objetivo de promover la investigación integrada a la docencia en las universidades nacionales, a fin de contribuir a la excelencia en la formación de los egresados.
Las evaluaciones de las categorías docentes se realizan a nivel de las regiones. La UBA forma parte y preside la Regional Metropolitana de Categorización (CRM).
En este sentido hay que destacar que la UBA posee, desde los inicios del Programa el mayor número de investigadores incentivados a nivel regional y nacional. Según el boletín del Programa de Incentivos, en el año 2005 la UBA poseía 3.005 investigadores incentivados.
Categorización 2009:
Actualmente, la Dirección de Comisión Regional Metropolitana DCRM se encuentra abocada a gestionar el proceso de evaluación de la cuarta categorización (2009). En el marco de la Regional Metropolitana, se presentaron 6.872 solicitudes de categorización para su seguimiento y evaluación, de los cuales el 70% corresponde a la UBA.
Para percibir claramente la importancia de la UBA en este contexto se destaca que las presentaciones de esta universidad representan el 70% del total de la Regional Metropolitana. Así mantiene el porcentaje de la categorización anterior.
En cuanto al aumento total de presentaciones entre la categorización 2004 y la actual, puede decirse que el mismo corresponde mayoritariamente a docentes-investigadores de la propia Universidad, ya que el total de presentados en esta oportunidad asciende a 4778, lo que representa un incremento de 791 solicitudes en relación a la anterior convocatoria, es decir un 19%.
Institutos
La UBA sostiene 18 institutos propios de investigación científica, humanística y de desarrollo tecnológico que junto a los 22 de UBA – CONICET constituyen las estructuras más importantes del sistema científico de la universidad.
La actual gestión se halla en proceso de normalización de los Institutos de Investigación Científica, y de Desarrollo Tecnológico iniciando el proceso de su evaluación periódica a desarrollarse en lo que resta del corriente año y comienzos del próximo. Esta evaluación será la primera que involucrará a los Institutos al cumplirse dos años de su reconocimiento.
Una vez que han sido aprobados los institutos deberán someterse cada dos años a la evaluación interna y externa de sus actividades mediante la presentación de una Memoria que refleje sus avances en la generación de conocimientos, formación de investigadores, transferencia tecnológica y expansión de sus programas de investigación mediante la vinculación con otros grupos y centros académicos, según lo programado en el propio plan anual de actividades.
Fuente: Universidad de Buenos Aires