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Platenses crean un bandoneón electrónico único en el mundo
Es en el marco de un proyecto que busca volver a fabricar en el país el instrumento típico del tango, que hoy escasea.
En el marco del proyecto “Para Salvar al Bandoneón”, que busca volver a fabricar en la Argentina al instrumento típico del tango después de que muchos bandoneones fueran sacados del país durante años por turistas extranjeros y los míticos fuelles no sólo empezaron a escasear sino que se encarecieron sensiblemente, dos profesionales platenses crearon un bandoneón electrónico único en el mundo con el que buscan un doble objetivo: abaratar el costo de los fuelles para hacerlos más accesibles a los estudiantes y dotar a músicos de las corrientes más actuales de la música ciudadana, como el tango electrónico, de un instrumento hecho a la medida de sus necesidades sonoras.
El bandoneón, que fue presentado recientemente en la Casa del Tango platense, fue desarrollado por el luthier local Juan Pablo Fredes y el ingeniero electrónico Carlos Amoresano y es único en el mundo, porque si bien en España existe un bandoneón electrónico, éste no conserva uno de los rasgos más característicos de los fuelles que el instrumento platense sí posee: la bisonoridad (esa cualidad por la cual cada nota del teclado puede sonar como dos distintas, según si el fuelle está abierto o cerrado).
Así lo explica Juan Pablo Fredes, el luthier platense que está al frente del proyecto “Para Salvar al Bandoneón”, una iniciativa que en los últimos años sumó el esfuerzo de distintos referentes, incluidos distintos profesionales de la Universidad de La Plata.
A través de ese trabajo se crearon distintos modelos de bandoneones incluyendo algunos diseñados especialmente para niños.
UN FUELLE PARA EL SIGLO XXI
En este caso, la creación de Fredes y Amoresano se define técnicamente como un “bandoneón Midi”: un sintetizador que permite, a través de un circuito electrónico, que el instrumento suene alternativamente como un tradicional bandoneón Doble A (símbolo de la época de oro del tango), un órgano o un piano. Y se lo puede conectar a una computadora que transcriba la música que se toca con él.
Fredes indica que, en momentos en que un bandoneón cuesta alrededor de 40.000 pesos en el mercado, porque escasean, la idea es obtener un instrumento de menor costo, ya que en este caso son circuitos electrónicos los que reemplazan a la precisa y delicada maquinaria interna que le da su sonido tan particular a los bandoneones, pero que a la vez los encarecen.
La creación del instrumento también busca adaptarse a las necesidades de los músicos que protagonizan las nuevas corrientes del tango, como por ejemplo, la del tango electrónico.
Algunos prototipos del instrumento creado en La Plata fueron presentados recientemente en la Casa del Tango local, donde se interpretó música ciudadana y obras clásicas para estrenar la nueva creación.
Para eso se convocó a referentes platenses del bandoneón como Carlos Rulfi, Daniel Píccolo y Enrique Fasuolo.
Fredes, que es contador y durante muchos años estuvo al frente de una orquesta escuela de tango llamada “Che Bandoneón”, dice que su interés por el desarrollo de bandoneones -especialmente los modelos para niños- se relaciona con una necesidad de rescate de la historia musical argentina y con su experiencia personal de haber comenzado a tocar desde muy chico.
Se considera que la edad ideal para comenzar a tocar el bandoneón se ubica entre los 8 y los 10 años y en ese momento de la vida el instrumento resulta grande e incómodo para los niños.
Pensando en eso y en el elevado costo de los instrumentos que quedan en la Argentina, Fredes desarrolló primero los bandoneones para niños con apoyo de distintas instituciones, entre ellas la Universidad Nacional de La Plata.
Fuente: El Día