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¿Por qué las mujeres deben crear negocios de alto impacto?
Aunque la tasa de emprendimiento femenino en América Latina llega actualmente a 23% (en los países de la OCDE esa cifra alcanza sólo un 9%), las mujeres empresarias constituyen uno de los recursos más subutilizados de la región. Esto se debería a varias razones. La primera de ellas es que no existirían medidas que fomenten los negocios femeninos, muchos de los cuales parten por necesidad más que por oportunidad, debido a los problemas sociales que enfrenta la región.
A esto se suma el hecho de que el 90% de las mujeres que pasan más de 10 horas en sus negocios no se consideran emprendedoras ni mucho menos empresarias, y que gran parte de ellas no se siente cómoda emprendiendo en negocios de tecnología o innovación (que son los que generan las empresas de mayor impacto) y las que sí lo hacen, no son lo suficientemente reconocidas por el entorno.
Revertir esta realidad y facilitar el camino para que las mujeres latinoamericanas no sólo emprendan sino que creen compañías con empleos de calidad y aporten al Producto Interno Bruto (PIB), es una necesidad urgente a nivel regional, asegura María de los Ángeles Undurraga, directora ejecutiva de Mujeres del Pacífico, organización que busca conectar a las mujeres de la región para que sus negocios locales se conviertan en empresas regionales.
"Las cifras demuestran que los emprendimientos que tienen mujeres líderes en sus equipos tienen un 42% de mayor retorno sobre las ventas, un 66% de mayor retorno sobre capital y un 53% de mayor retorno en patrimonio. Si esto fuera extensivo a emprendimientos y negocios de impacto, el crecimiento económico de la región se potenciaría, disminuyendo la pobreza, mejorando la educación y otros problemas sociales", explica la experta.
Algo con lo que coincide Claudia González, profesora-investigadora del Departamento de Administración del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), al señalar que la participación de la mujer en negocios de alto impacto traería grandes beneficios tanto a nivel personal como regional.
"Si consideramos que la mitad de la población es del género femenino, la entrada de la mujer en este tipo de emprendimientos implicaría un crecimiento importante en el número de empresas que contribuyen sustancialmente a la generación del PIB regional, lo que implica un crecimiento con desarrollo y una movilidad social ascendente", sostiene.
Agrega que, en términos personales, las emprendedoras de alto impacto tendrían la satisfacción no sólo de ser independientes económicamente, sino de ser las creadoras de empresas que generan empleos bien remunerados y que están fomentando el crecimiento sostenible de la región".
Andrea Samaniego, Coordinadora de Proyectos de ESPAE Graduate School of Management, añade que independiente del tipo de negocio que emprendan, la participación de la mujer en el desarrollo de los países es clave pues “funcionan como aceleradoras de la economía y se convierten en una apoyo para la generación de ingresos del hogar”.
De acuerdo a un estudio elaborado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) sobre los ecosistemas de emprendimiento femenino en Latinoamérica, cuando se limitan las oportunidades de expansión de las empresas dirigidas por mujeres, disminuye el ingreso, la innovación y el crecimiento económico, dañando así la competitividad nacional.
Y en ese sentido, Undurraga, de Mujeres del Pacífico, recalca la importancia deque los sectores público y privado trabajen en conjunto para ayudar a que las mujeres "construyan carreteras de colaboración o de soporte que impulsen e internacionalicen sus negocios".
Destape generacional
Según González, del ITAM, existe evidencia que muestra que las mujeres latinoamericanas han emprendido principalmente en los sectores de servicios, comercio, hoteles y restaurantes, y que sólo un muy pequeño número de empresas creadas por ellas pasa de micro y pequeñas a medianas, y un número aún más pequeño llega a ser grande. Esto se debería a una falta de cultura científica y tecnológica.
"La región en general tiene una baja cultura de innovación y los ecosistemas emprendedores, aunque han mejorado, todavía no tienen la madurez y la coordinación que se requiere. Por ejemplo, hay escasas políticas y programas de apoyo y estímulo al emprendimiento, exceso de normativas y procedimientos, escaso acceso al crédito y un limitado número de inversionistas ángeles y de capital de riesgo", comenta.
Añade que, además, las mujeres enfrentan barreras adicionales mucho más complejas. Por un lado, desde temprana edad, son estereotipadas sobre sus roles de género, principalmente en cuanto a la expectativa sobre las responsabilidades familiares y el cuidado de los hijos, lo que las orienta a elegir ciertas carreras profesionales "feminizadas". Por el otro, el mercado laboral femenino está concentrado en trabajos precarios, mal remunerados y de baja productividad.
No obstante, González señala que es posible vislumbrar un futuro con un mayor número de emprendimientos femeninos, pues hay un incremento en el nivel educativo de las mujeres y cada vez son más las que están optando por carreras científicas y tecnológicas.
En este contexto, Samaniego, de ESPAE, explica que la creación de esos emprendimientos dinámicos y de alto impacto dependerá mucho del apoyo que las mujeres reciban durante su desarrollo.
“Una nueva cultura y un ecosistema emprendedor válido que involucre iniciativas de apoyo legal, financiero y de capacitación, con el fin de crear empresas legítimas, explorar alternativas de financiamiento y tener mujeres emprendedoras con conocimientos y habilidades para ello, permitirá crear empresas con características de alto impacto, es decir, rentables, sostenibles y de rápido crecimiento”, dice.
En ese sentido, Undurraga, de Mujeres del Pacífico, añade que para ello debe generarse en América Latina un "destape generacional", que lleve a que las mujeres que han tenido más oportunidades educacionales se atrevan más y las que ya lo están haciendo, se conviertan en modelos inspiradores.
"Con la alta demanda que hoy tiene la mujer a la hora de equilibrar su vida laboral con la personal, debieran ser las primeras en buscar emprender. El emprendimiento da una gran flexibilidad que es lo que necesita la mujer hoy en día", dice.
A juicio de la especialista, las mejoras en este ámbito ya se han comenzado a ver, por ejemplo, en el acceso a financiamiento y en que las mujeres se están capacitando y tomando estas oportunidades.
"Hoy cada vez más mujeres se dan cuenta que soñar en chico o en grande desgasta la misma neurona, vemos mujeres que tienen acceso al mundo, que se preparan para alcanzar sueños más grandes. El sistema tendrá que seguirles el paso y adecuarse, por que no van a parar", concluye.
Fuente: Educamericas