Dentro de una semana el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata celebrará su vigésimo quinto encuentro con los cinéfilos desde sus lejanos comienzos en la década del 50. En su historia azarosa, como la de la propia Argentina, alternan momentos de gloria y grandes fracasos, entre los cuales sobresalen, a la hora de los balances, los 26 años que perdió nuestro país entre 1970 y 1996, cuando dejó de contar con un festival que había aquilatado prestigio en otras décadas. Con ese largo paréntesis habían tenido que ver, entre otras cosas, las crisis económicas, la censura y las interrupciones del orden constitucional.

El origen del festival marplatense fue una muestra internacional en 1954. Cinco años más tarde, en 1959, la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina organizó el primer encuentro de carácter competitivo, reconocido por la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos, que le otorgó la categoría "A", al igual que a Cannes, a Berlín y a Venecia.

No sin inconvenientes, e incluso con cambios de sede e interrupciones (en 1964 el festival se realizó en Buenos Aires y en 1967 y 1969 alternó con el de Río de Janeiro), la primera etapa acercó los grandes nombres del cine a la ciudad balnearia a bordo del Marplatense. "El viaje en ese tren era sensacional, con mucha camaradería y entendimiento con la gente que venía del exterior. Y si bien entonces había una gran fastuosidad, quiero destacar que siempre lo que importa en los festivales son las películas", señala Duilio Marzio, figura ineludible del cine nacional y presencia constante desde aquellas primeras ediciones , que compite amigablemente con José Martínez Suárez por quién de los dos ve más cantidad de películas en cada festival.

Este es el tercero que tiene a Martínez Suárez, uno de los directores fundamentales del cine argentino, como presidente, y su afición se mezcla con las necesidades propias de su función. "Vi alrededor de 750 películas, entre largos y cortometrajes, para la selección de este año. Y si bien comprendo la importancia numérica de esta edición, para mí todos los festivales son como bodas de plata, porque los encaro con igual rigor y dedicación, durmiendo y descansando menos. Pero no soy un sacrificado, sino un agradecido", dice.

El 25º Festival de Cine de Mar del Plata brindará más 200 títulos (la programación completa puede consultarse en www.mardelplatafilmfest.com ), de los cuales 13 conforman la Competencia Oficial por el premio Astor, bautizado con el nombre de un hijo dilecto de esa ciudad, Astor Piazzolla. De la pugna por este máximo lauro participan tres realizaciones argentinas y títulos de Filipinas, Rusia, Taiwán, Alemania, España, Rumania y Serbia, algunos reconocidos previamente en los festivales de Cannes, Venecia, Berlín y Locarno.

Grandes nombres

Para el cine nacional, existen otros tres contendientes de peso, obras de autores consagrados, que se reencuentran con el público argentino. El polaco Jerzt Skolimowski, director de obras tan intensas como Barrera , El alarido y Trabajo en negro, presenta el thriller político Essential killing , protagonizado por Vincent Gallo y Emmanuelle Seigner. Ovacionada y premiada en Venecia, es la segunda realización después de que la excelsa Cuatro noches con Ana , de 2008, devolvió su nombre a las pantallas después de 17 años de silencio. Otro clásico es el realizador georgiano Otar Iosseliani, habitué de la competencia marplatense. De él se verá Chantrapas , una historia con la sensibilidad y calidez habituales en su filmografía, que incluye, entre otros títulos, Hogar, dulce hogar , Lunes de mañana y Jardines en otoño . A Sylvain Chomet, célebre animador de Las trillizas de Belleville , pertenece El ilusionista, una película con destino de clásico del cine, basada en una historia nunca filmada del humorista Jacques Tati. Chomet recrea a Tati como protagonista animado de una fábula sobre un mago fracasado que conoce a una joven que pasa a ser una suerte de hija sustituta.

En secciones paralelas se conocerán los nuevos trabajos de John Sayles (que brindará una master class en Mar del Plata, al igual que Bruce Beresford), Doris Dörrie, Isaki Lacuesta, Zhang Yimou, Thomas Vinterberg, José Luis Guerín, Takeshi Kitano, Mathieu Amalric, Hong Sang-soo, Ken Jacobs, Gregg Araki. También se verá la opera prima del cantante y autor de rock Lou Reed.

Asimismo se exhibirán películas que, por diferentes motivos, no se veían en las pantallas desde hacía tiempo. Tal es el caso de Kindergarten , la polémica obra de Jorge Polaco que nunca tuvo difusión comercial en la Argentina a raíz de una denuncia por supuesto abuso de menores, radicada en la Justicia. También, en copia nueva gracias a otra conservada por el Museo del Cine porteño, se podrá apreciar un film olvidado de Hugo del Carril basado en un libro de Juan José Manauta, Las tierras blancas , donde el director retoma la problemática social de su meritoria Las aguas bajan turbias . Por su parte, la Asociación de Cronistas Cinematográficos y el Instituto Goethe proyectarán El puente , un gran film bélico con la firma del alemán Bernhard Wicki, en recuerdo de los premios que recibió en Mar del Plata hace ya medio siglo.

Estos y otros clásicos nos hacen recordar que indudablemente el siglo XX fue el siglo de la imagen. Ese lugar común refleja una verdad difícil de negar: la impactante transformación que provocó el cine en la vida social y cultural. Sin embargo, por los nuevos medios tecnológicos y el acceso más directo a las imágenes, el espacio legitimador del cine y la figura del director se difuminaron como referencias. Actualmente, tienen más importancia valores como la originalidad y la inmediatez.

"¿Qué significa hacer cine hoy?. Conviene saber que no todo el mundo que hace cine se formula esta pregunta, pero los que sí la hacen son los que cuentan. Porque son artistas conscientes de su responsabilidad y del diálogo de sus obras con la sociedad. No hay artista verdadero sin conciencia de filiación y de inserción en su contemporaneidad", explica a adn el catedrático español Santos Zunzunegui.

La sección Arte en el Cine se vincula con esta preocupación, y añade una pregunta de sus programadores, Ernesto Flomenbaum y Pastora Campos: ¿qué queda del mundo del arte una vez transpuesto a la pantalla? Algunas películas narran los horizontes de vanguardia que trazaron en su momento nombres como Pablo Picasso, Georges Braque, Serge Gainsbourg o Samuel Beckett y también la inquietante transformación del arte en espectáculo, merced a los mecanismos del consumo industrial.

Una recomendación entusiasta: el documental My war years: Arnold Schönberg, Picasso y Braque , producido por Martin Scorsese, donde el genial director de Taxi Driver dice: "En el siglo XX, el cine y el arte plástico fueron dos disciplinas que convergieron de tal manera que cambiaron nuestras percepciones del mundo. Uno de los rasgos más destacables de la nueva tecnología cinematográfica era que prometía la aniquilación del tiempo y espacio como eran conocidos". Una reflexión con la mirada del espectador como protagonista.

FERRERI, UN ENFANT TERRIBLE

En el marco del Festival de Mar del Plata se presenta una retrospectiva dedicada a Marco Ferreri, cineasta provocativo, intuitivo actor y seguro productor de grandes directores. Quizás hoy su cine no represente de modo contundente a este eterno enfant terrible , gustoso del escándalo que rodeó a muchos de sus films, porque ciertas cuestiones de moral, y de moral sexual más específicamente, han cambiado. En la violencia descarnada de las imágenes de Ferreri subyace una mirada nihilista a la sociedad, presa de la decadencia y la alienación. Por eso muchos consideran al director de El pisito , Los chicos y El cochecito (sus tres primeros films, que rodó en España) un adelantado a su tiempo.

Ferreri llegó a Madrid en 1956 debido a la gran cantidad de coproducciones entre Italia y España que se realizaban entonces. Editor, publicista, guionista y asistente de dirección, había sido el productor ejecutivo de Amor en la ciudad (1953), film colectivo dirigido por Michelangelo Antonioni, Federico Fellini, Dino Risi, Alberto Lattuada, Cesare Zavattini Carlo Lizzani y Francesco Maselli. Su encuentro en Madrid con el guionista Rafael Azcona fue determinante. "Yo trabajaba en una revista humorística, La codorniz . Marco me llamó y me dijo que era un productor italiano que había leído un libro mío y quería llevarlo al cine. Me citó, fui y lo primero que me dijo fue que él era el productor pero no tenía dinero", recordó el legendario argumentista, fallecido en 2008, en el documental Marco Ferreri, Il regista che venne dal futuro de Mario Canale, que se proyecta presentado por su director, que visita Mar del Plata como parte del jurado oficial. El derrotero de El pisito no fue demasiado alentador; prohibida durante medio año, en su demorado estreno la crítica la ignoró y el público tampoco la respaldó en la taquilla. Recién con El cochecito el director consiguió reconocimiento internacional. Premiado en los festivales de Venecia y Punta del Este, el film logró quebrar la censura franquista gracias a la supresión de la escena final original. De vuelta en Italia, Ferreri abandonó cierto costumbrismo presente en esas primeras obras en busca de un cine más comprometidoo. Cerró su filmografía con la melancólica Nitrato d´Argento , su propio homenaje al centenario del cine.

Las cinco películas que se proyectan en el Festival de Cine de Mar del Plata son los más importantes testimonios de su modernidad e inconformismo. En Dillinger ha muerto (1969), elegida por la crítica italiana en 1975 como la obra más importante del decenio 1966-1975, la historia no enmarca al delincuente norteamericano sino a un hombre común y próspero (Michel Piccoli) que encuentra un revólver en su casa, lo desarma y carga de balas. Eso hace que algo cambie en el sentir del poderoso industrial y la noche concluye con los tres tiros que le dispara a su esposa. En La gran comilona , surgida de una internación que sufrió el director luego de las abundantes cenas que preparaba con Ugo Tognazzi, este recordado actor encarnó al propietario y chef de un restaurante; Piccoli, a un productor de televisión; Marcello Mastroianni, a un piloto de aviación y Philippe Noiret, a un magistrado, reunidos con la idea de comer hasta morir. A su biógrafo, Donald Dewey, Mastroianni le contó que había pedido morir primero para poder irse de vacaciones a Jamaica con Catherine Deneuve, que Piccoli debía hacer otra película y que Tognazzi tampoco podía quedarse hasta el final. "Noiret fue el gato que tuvo que tragarse el canario", concluyó. La gran comilona es una película sobre la sociedad de consumo, la falta de fe y de horizontes y la degradación que, para muchos, anticipó la no menos polémica Saló, o los 120 días de Sodoma , de Pasolini. En 1978, Ferreri rodó Ciao maschio , una parodia surrealista con los rascacielos de Nueva York como escenario para la aparición del cadáver de un primate gigantesco, suerte de King Kong que porta entre sus brazos a un pequeño simio recién nacido. Depardieu, Mastroianni y James Coco protagonizaron esta nueva aventura.

Historia de una locura común , basado en el libro de relatos homónimo de Charles Bukowski, presenta un mundo sensual y descarnado transitado por Ben Gazzara como Serking, casi un álter ego del cuentista. En La Carne , Sergio Castellito comparte cartel con Francesca Dellera. Ferreri confesó: "Llegué a pensar que si no la conseguía a ella, no haría el film. Debía tener los senos naturales más grandes y bellos, y todo su cuerpo debía ser la suma de voluptuosidad y entrega".

Marco Ferreri falleció el 10 de mayo de 1997 en un hospital de París a causa de un infarto. Su cine, considerado "contrario a las buenas costumbres" durante décadas, es hoy un documento valioso sobre las transformaciones de los códigos sociales y conserva una singular e inclasificable aridez e irreverencia.

Fuente: La Nación