Noticias
Estrategias e ingenio para luchar contra la competencia de la web y lograr sobrevivir
Algunos locales de venta de discos y cds lograron modificarse para resistir frente a las opciones de internet
Venden lo que en internet se ofrece gratis. Daniel Córdoba (28) lo sabe, pero igual pagará. Con los pelos revueltos y el candado de su bicicleta cruzado al cuerpo aparece alegre y saluda por el nombre al vendedor. Ofrece de los pastelitos que come a los presentes y se dispone a buscar entre los discos algún nuevo material. A él le gusta tener los cds y mirar los libritos. Sin embargo reconoce que ya no compra tanto como antes. Invierte, sobre todo, cuando se trata de artistas independientes que no tienen una discográfica grande que los respalde.
Con la posibilidad que abrió internet de escuchar o bajar música de manera gratuita, muchos dejaron de comprar cds. La mayoría de las disquerías platenses cerraron, pero algunas lograron ingeniárselas para sobrevivir.
Lejos de Daniel, en otro local, Agustín Lambiro (25), que es un estudiante del interior, conversa hace rato con el vendedor de un negocio de cds. Parecen amigos, pero es un cliente. Dice que valora el trato, las charlas de música y las recomendaciones del dueño de la disquería. Le gusta pasar por ahí y quedarse un rato.
Facundo Zelaya (20) y su amigo compran entradas para asistir a un recital. El pertence a la generación que empezó escuchando música en mp3. Confiesa que generalmente baja los discos de internet. De todos modos, con los tickets en la mano, se queda un rato hurgando entre las cajas de cds que se exhiben para la venta.
Otros jóvenes averiguan el precio de unas remeras con la estampa de grupos de rock. Buscan un regalo para un amigo que cumplirá años.
MAS PRODUCTOS
Varias de las disquerías que sobreviven sumaron nuevos productos relacionados con la música para reforzar la venta: entradas, remeras, auriculares, encendedores y dvds fueron algunos de los agregados. Aunque no suelen obtener de ellos grandes ganancias, les sirve como gancho.
“Las entradas no dejan mucho. Más que nada generan movimiento, y ayudan en dos sentidos: si un chico buscó acá la entrada para el recital, cuando el artista saque un nuevo material probablemente lo relacione con este lugar para comprarlo; y cuando se presentan discos nuevos hacemos un combo promocional de la entrada con el cd, y así se vende mucho más”, cuenta Juancho Pasari, dueño de una disquería que funciona hace más de 20 años en el centro platense.
Para Diana Luqui, que maneja el negocio de música que su padre fundó hace más de 50 años y ella heredó, la venta de remeras, auriculares, encendedores y otros productos son necesarios, porque entiende que “la venta únicamente de cds no va más para sostener un local”.
EL REGRESO DEL VINILO
Algunos comerciantes consideran que el resurgimiento del vinilo ayudó a las disquerías, aunque en la mayoría de los casos no marcó una gran diferencia en cuanto a las ventas: “El problema es que no existe un mercado nacional, no se consiguen púas ni repuestos y un disco nuevo importado cuesta alrededor de 500 pesos. Los usados parten de $40, y es el mercado que más se está moviendo”, sostiene Leonardo Negrelli, dueño de una disquería sobre la calle 54 que funciona hace 10 años: empezó siendo parte de un videoclub y después se independizó.
Para Cristian Carrasedo, que también trabaja en el negocio de la calle 54, “lo mejor de la vuelta del vinilo es que demuestra que pese a internet el formato físico de la música no va a desaparecer”. Y señala que muchos de los que antes coleccionaban cds, ahora se inclinaron al disco.
“Llegamos a la mínima expresión: de las treinta disquerías que habrán funcionado en su momento en La Plata, habremos quedado unas siete”, lamenta Negrelli.
La especialización en determinados géneros musicales es otra de las estrategias que emplean los locales que resisten. Algunos profundizan en rock, o cuentan con una gran variedad en pop y cumbia, y otros se diferencian por tener casi todo de las bandas locales o de artistas independientes.
“No pretender abarcar todo te permite conocer más en profundidad los estilos que trabajás. Estás atento a los nuevos discos y tenés más variedad”, explica Martín De San Miguel, dueño de una disquería especializada en rock, y afirma que el trato personalizado y cercano con los clientes también resulta importante porque los diferencia de las grandes cadenas, que muchas veces ponen en el sector de discos a personas que “no les interesa la música y no tienen idea de lo que venden”.
“Yo tengo mis clientes fijos. Valoran que conozca la música que ellos escuchan y les gusta que les avise de las novedades, o que les recomiende grupos que les puedan llegar a gustar”, dice De San Miguel. Entre sus clientes, los estudiantes suman un número importante: “Sufro cuando se reciben, o vuelven a sus pueblos”, bromea el vendedor, y agradece que la facultad convoque a nuevos jóvenes cada año. “También suele pasar que cuando se casan o tienen hijos recortan los gastos en discos”, dice.
A medida que la conexión a internet se popularizaba, los clientes de las disquerías desertaban. Los cd cuestan entre $80 y $120. Frente a la posibilidad de bajar música gratis, mantuvieron la compra los esquivos a las nuevas tecnologías, los que priorizan el sonido, los coleccionistas, los que disfrutan del formato físico de la música, los que disfrutan del “ritual” de ir a comprar un disco y los que quieren ayudar a las bandas.
Fuente: El Día