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Cómo lidiar con un jefe temperamental
Los cambios de humor de la jefatura desmotivan al equipo. Un mal clima daña la creatividad y aleja al talento. Claves para superar el mal clima y no morir en el intento.
El jefe es el responsable de motivar a su grupo, de orientarlo a los objetivos y de generar un sentido de pertenencia con la empresa. De otra manera, desde su lado negativo, suele expulsar al talento que no ve en él al líder que necesita para imitar sus acciones, que le ayude a potenciar su creatividad y su espíritu innovador. Según un reciente estudio de SommerGroup, un 88% de los ejecutivos señaló que generalmente ha renunciado a su trabajo por su jefe. Mientras que la competencia mejor valorada de la jefatura fue el involucramiento con su equipo. Es ahí cuando toma relevancia el actuar de los jefes. Lamentablemente, la alta presión y las exigencias del trabajo impactan en el estado de ánimo de ellos, y como consecuencia en su equipo. Al ser líderes, su temperamento tiene mayor relevancia y sus conductas tienen aún más impacto en las personas, indica un reporte de Trabajando.com.
Existen jefes temperamentales que no son capaces de identificar su estado de ánimo, mucho menos el impacto que tiene sobre los demás. Un jefe de carácter impulsivo y malhumorado, no tiene la intención de auto corregir los comportamientos negativos.
Las bibliografías actuales dicen; que la gente no renuncia a las empresas, sino a los malos jefes, por un lado; y por el otro lado, la tasa de desempleo aumenta y los puestos son escasos, plantea María Laura Colque, presidenta Fundación para el Desarrollo Profesional.
¿Qué hacemos cuando tenemos jefes temperamentales? Según la también directora de Escencial Consultores, lo primero en decir es “me busco otro empleo”.
La especialista enumeró una serie de palabras frecuentes de una compulsa realizada entre 30 jóvenes, que trasmitieron su experiencia. Las frases ¿más frecuentes fueron:
-“Me causa pánico cuando grita mi nombre”.
-“No sé cómo responderle, ya que pienso que en cualquier respuesta que le dé no cumplirá con sus expectativas”.
-“Habla 10 minutos sin parar y no se a donde va, no sé qué tengo que hacer ni como. Me pregunta: ¿me entendiste?, no me queda otra que decirle que “Si”, sonríe Gabriela”.
-“Ella muestra impredecibles cambios de humor; no sé si somos nosotros o es el clima”, bromea todo el equipo.
Anne Kreamer, autora del libro “It’s Always Personal: Navigating Emotion in the New Workplace” (Siempre es personal: Navegando a través de las emociones en el nuevo lugar de trabajo), dice que el mal humor, así como la ansiedad, pueden ser difíciles de identificar.
“El mal humor puede variar de una persona que es, en general, pesimista -resulta muy difícil trabajar con este perfil- frente a alguien que se siente estresado bajo un conjunto particular de circunstancias, como un proyecto que está por encima del presupuesto, un producto que ha sido retirado del mercado o una reunión que es demasiado larga y se pone de malas sólo cuando se le hace traspasar una frontera clara. Este último es un tipo de situación mucho más manejable”, puntualiza la especialista.
“Ser jefe es mucho más que tener poder o una posición estratégica al interior de la organización; es un cargo de responsabilidad que debe velar por su trabajo y el de su equipo”, remarca Álvaro Vargas, representante de Trabajando.com Argentina. “De ahí la importancia de que quienes ostentan este grado no sólo sea por mérito de cumplimiento de metas y desempeño, sino que también sean personas que cuenten con habilidades blandas que le permitan manejar un equipo y sacar lo mejor de cada uno de ellos”, acota.
No a los gritos
La jornada laboral suele llevarse adelante con presiones por los horarios o por el cumplimiento de tal o cual objetivo, además del factor productividad. De allí que la carga de estrés se multiplica, según los puestos. Así, por ejemplo, los encargados de jefatura están obligados a convertirse en una suerte de red de contención entre los planteos de la cúpula de ejecutivo y los reclamos que habitualmente formulan los empleados.
¿Cómo pasamos las ocho horas sin estresarnos y sin que afecte la productividad del equipo? La tarea no parece sencilla porque no sólo se trata de una cuestión de afinidad o de concordia entre la dotación de personal, sino también por el humor que puede llegar a experimentar el jefe. En ese aspecto, la directora de Escencial Consultores brinda una serie de pautas para manejarse frente a un jefe temperamental:
• Mantener la calma. Considerar las situaciones como un tema que no es personal, teniendo en cuenta que existen diversos factores que influyen en el carácter de una persona.
• Identificar diferentes actitudes de tu jefe o jefa. Por ejemplo, patrones de comportamientos para inferir como se encuentra el día de hoy… Si tiene asistente, seguramente lo conocerá mejor y sabrá como sobrellevar su mal humor y cambiarlo.
• Limítate a no interactuar físicamente con él/ella, si sabes que su estado de humor no cambiará. Tal vez con los mail puedas gestionar las actividades sin alterar tu eficiencia.
• No lleves problemas o, en primera instancia, plantea las puntos a mejorar. Quizás mostrando lo positivo al inicio ayudara a bajar las barrera para luego mostrar la realidad.
• No confrontar. Las emociones juegan un papel importante en el proceso de la negociación, Los negociadores enojados planifican estrategias más competitivas; la ira perturba. Recuerda que ambos forman parte de un mismo equipo de trabajo, que si uno pierde, pierden todos.-
• A la hora de reunirte, siempre y cuando sea tu decisión, elige el mejor momento adecuado.
La Programación Neurolingüística (un método que permite comprender la forma en la que una persona procesa los datos que ingresan en su cerebro a través de las experiencias sensoriales) es una buena idea al momento de hablar con su jefe. “Si él/ella está gritando, de a poco baja el nivel de voz, para lograr que la otra persona baje su tono sin darse cuenta”, explica Colque.
La otra estrategia para que el día laboral no sea traumático es pensar en cosas positivas dentro de la oficina. En algunos casos, ese cable a tierra suele conducirnos a los afectos familiares o a los recuerdos. “En principio quizás no logres influir en tu jefe, pero sí puedes controlar tus estados de ánimo. Todo depende de uno”, finaliza la experta.
Claves para escaparle al mal humor
1. Prevé las tormentas
Identifica los horarios, temas, proyecto o reuniones que generan el mal humor de tu jefe y prevé lo que se avecina. Evita reaccionar de un modo que aumente el mal humor y evita darle noticias que aumenten el caos.
2. Evita el contagio
Si ya sabes identificar aquellos factores que desencadenan el mal humor, evita la exposición a los cambios que se evidencien en su temperamento. Es muy fácil que te contagies, así que evita tratar con él bajo esas circunstancias.
3. Evita imitar su liderazgo
Si no puedes evitar interactuar con él durante estos cambios de humor, al menos no imites este estilo de mando con otros miembros. Saca lecciones, y se consciente que un buen líder es aquel que tiene buen manejo de sus emociones.
4. Momento del cambio
Tampoco se trata de que estés todo el tiempo pensando en lo que puedes hacer para que no te afecte su mal humor. Trabajar con este tipo de jefes, puede resultar muy difícil y desgastante. Si su conducta perjudica la calidad de vida laboral, no debes seguir aguantando su temperamento.
5. No confrontar
Las emociones juegan un papel importante en el proceso de la negociación, Los negociadores enojados planifican estrategias más competitivas; la ira perturba. Recuerda que ambos forman parte de un mismo equipo de trabajo, que si uno pierde, pierden todos
Fuente: La Gaceta