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Noctámbulos versus diurnos, dos estilos de liderazgo
Los que prefieren la noche suelen ser más inteligentes y ricos, pero los que viven de día son más proactivos y felices
Es posible que ya sepa si es una persona diurna o nocturna (y si no lo sabe, pregunte a su pareja). Lo que quizá no sepa es que los científicos usan nombres bastante específicos -y, según los estándares académicos, bastante informales- para estos dos cronotipos. Las "alondras" se levantan y se ponen en marcha temprano por la mañana y tienden a ir a la cama a una hora respetable de la noche; los "búhos" están alertas por la noche y se acuestan mucho después de que oscurece.
Estas etiquetas son menos una alternativa estricta que un espectro; el cronotipo puede variar a lo largo de la vida de la persona, y estudios recientes sugieren que debe agregarse dos subconjuntos más a la lista: tempraneros en la mañana que se acuestan tarde y remolones que se acuestan temprano. Pero, en términos generales, la construcción en base a alondras o búhos soportó los rigores de la investigación, y aumentaron las evidencias desde que se desarrolló un primer cuestionario a fines de la década de 1960 que divide a la gente por cronotipo en base a cuestiones como cuál es su hora ideal para levantarse, en qué medida se siente alerta por la mañana y en qué momento se siente cansada.
No es posible derivar una lista exhaustiva de lecciones que surjan de esta línea de estudio (tampoco, francamente, suena como algo divertido). Pero reunimos algunos de nuestros estudios favoritos sobre las alondras y los búhos de los últimos años e identificamos ocho ideas que vale la pena comentar, para su disfrute por la noche tarde o por la mañana bien temprano.
1 Las alondras no son más sanas, más ricas ni más sabias
Benjamin Franklin una vez defendió un estilo de vida de alondra con una famosa frase: "Acostarse temprano y levantarse temprano para ser sano, rico y sabio". Pero un par de epidemiólogos de la Universidad de Southampton en Inglaterra -quizás aún enojados por la revolución que conquistó la independencia de Estados Unidos- cuestionó directamente la tiranía franklineana de la gente madrugadora en un trabajo de 1998 para BMJ.
Los investigadores analizaron una muestra nacional de hombres y mujeres que habían sido encuestados previamente respecto de sus patrones de sueño, incluyendo referencias a su salud, nivel de ingresos y sabiduría. En el grupo había 356 alondras (a la cama antes de las 23, levantados antes de las 8) y 318 búhos (a la cama después de las 23, levantados después de las 8). Al contrario de lo decretado por Franklin, los búhos tenían ingresos más elevados y más acceso a autos que las alondras; los dos cronotipos tuvieron puntajes aproximadamente iguales en una prueba cognitiva y no presentaron diferencias de salud sobre la base de su propia opinión o la de un médico.
"No encontramos evidencias de que seguir los consejos de Franklin respecto de acostarse y levantarse temprano esté asociado a alguna ventaja de salud, socioeconómica o cognitiva", concluyeron los autores. "Si algo hay es que los búhos resultan ser más ricos que las alondras, pero no diferencias en el estado de su salud o su sabiduría."
2 Puede que los búhos sean un poco más inteligentes
Un estudio de alondras versus búhos publicado el año siguiente analizó con más cuidado la cuestión de los cerebros. El psicólogo Richard D. Roberts, de la Universidad de Sydney, y Patrick C. Kyllonen, del Laboratorio de Investigaciones de la fuerza aérea, midieron el cronotipo de 420 participantes en una prueba y luego les hicieron dos pruebas de inteligencia. Se midió en forma conjunta conocimiento vocacional (es decir, mecánica e ingeniería), matemática general y comprensión de textos, y memoria laboral y velocidad de procesamiento.
Los resultados, aunque no de modo contundente, mostraron una ligera ventaja por el lado de las aves nocturnas. Los búhos superaron a las alondras en la mayoría de las mediciones de inteligencia, con diferencias significativas en cuanto a memoria laboral y velocidad de procesamiento. Fue interesante especialmente que las conclusiones parecieron sostenerse incluso cuando se realizó las pruebas cognitivas en la mañana.
"Los resultados indican que, al contrario de lo que se dice habitualmente, la gente nocturna es más proclive a tener puntajes de inteligencia más elevados", informaron Roberts y Kyllonen en una edición de 1999 de Personality and Individual Differences (Personalidad y diferencias individuales). Sabio el búho, por cierto.
3 No necesariamente, juegan mejor al béisbol
En un estudio encantador, un equipo de investigadores que incluyó a un representante de los Giants, el equipo de béisbol de San Francisco, presentó un cuestionario de diurnos-nocturnos a 16 jugadores de las ligas mayores (nueve búhos, siete alondras). El grupo de investigadores entonces comparó esta información de cronotipo con estadísticas de juego de casi 7500 entradas durante la temporada 2009 y 2010. Presentaron sus conclusiones muy preliminares en una edición suplemento de 2011 de la revista Sleep (Sueño).
Cuando la gente matutina jugaba partidos matutinos (con horarios de inicio antes de las 14) tenía promedios de bateo respetables (.267). Pero cuando la gente nocturna jugaba en juegos nocturnos (con el primer lanzamiento después de las 20) como grupo alcanzaban un promedio deslumbrante de .306, casi 30 puntos más. Vale la pena señalar que los búhos sufren más que las alondras cuando el horario del partido está en contradicción con su cronotipo: los jugadores diurnos tienen ocho puntos de promedio menos en los juegos nocturnos (.259), pero los jugadores nocturnos tienen un promedio 54 puntos más bajo en juegos diurnos (.252).
4 Los búhos tienen más tendencia a adquirir malos hábitos
El adagio de Franklin respecto de que la gente diurna es más sana parece sostenerse en un aspecto: las alondras pueden ser un poco menos vulnerables que los búhos en cuanto a los excesos. Un análisis entre 676 adultos finlandeses concluyó que la gente nocturna es más proclive a fumar toda la vida, tiene menos tendencia a dejar el cigarrillo y tiene mucho mayor riesgo de dependencia de la nicotina según los criterios de diagnóstico, comparado con la gente diurna. Otro estudio de 537 individuos descubrió que los búhos consumen más alcohol que las alondras.
Eso no es una gran sorpresa si se toma en cuenta que la vida nocturna es conducente a fumar y beber. Lo que está menos claro para los investigadores es si la gente nocturna se inclina más a beber y fumar porque se queda despierta hasta más tarde o porque las conductas los mantienen despiertos por más tiempo.
5 Las alondras son persistentes, cooperativas, agradables y proactivas
La tendencia a beber y fumar entre la gente nocturna es coherente con un rasgo amplio de la personalidad que los investigadores llaman "búsqueda de novedades". Múltiples estudios vincularon a los búhos con esa característica. En un trabajo de 2011, que se concentró en adolescentes, Randler y un colega de Heidelberg descubrieron un vínculo entre gente nocturna y la búsqueda de novedades ya presente entre los adolescentes alemanes (técnicamente, de entre 12 y 18 años).
El mismo estudio -que evaluó a 346 participantes respecto de su cronotipo y carácter- concluyó que las alondras tenían mayor puntaje que los búhos (y que la gente no encajaba en ninguna de las dos categorías) en términos de persistencia y cooperación. Estos rasgos positivos de la gente diurna se sumaron a los reflejados en otro trabajo sobre personalidades de Randler, que muestran que las alondras tienden a ser más agradables y conscientes y que tienden a ser más proactivas que los búhos.
6 No dejan para mañana lo que se puede hacer hoy
Dado que las alondras en general son más complacientes y conformistas que los búhos, no sorprende saber que la gente nocturna tiende a dilatar más las cosas, una tendencia que en el mundo laboral tiene su propio verbo: procastinar (dejar para mañana lo que se puede hacer hoy). Un estudio de 1997 encabezado por el investigador veterano Joseph Ferrari, de DePaul University, concluyó que la gente que dilata las cosas se autotitula gente "nocturna". Basándose en registros de seis días de tareas diarias, Ferrari y compañía vincularon la dilación con la tendencia general a participar en actividades nocturnas.
Ese informe se concentró en estudiantes universitarios: gente nocturna y dilatoria casi por definición. Pero las mismas conclusiones se mantuvieron en un estudio de 2008, que contó con una muestra de adultos con edad promedio de 50 años. Una vez más, ser ave nocturna se asoció con postergar una tarea que debía ser realizada, según informó el equipo de investigadores (que incluyó a Ferrari) en la revista Journal of General Psychology (Psicología General).
Los investigadores también sospechan que esta preferencia general por demorar tareas hasta la noche puede crear problemas en empleos con fuertes expectativas de trabajo diurno.
7 La gente diurna puede ser más feliz
Esta desconexión entre las expectativas diurnas convencionales y las preferencias nocturnas puede hacer que la vida sea más dura para los búhos. Los científicos llaman a este resultado "jetlag social": la gente nocturna que se fuerza a despertarse temprano y estar en su pico de actividad durante el día puede provocarse pérdida de sueño y angustia emocional. Como resultado de ello puede ser menos feliz.
Ese es el argumento planteado por dos psicólogos de la Universidad de Toronto, en un trabajo de 2012. Luego de evaluar una muestra de 435 adultos jóvenes (de 17 a 38 años) y 297 adultos mayores (59 a 79), en cuanto a sus cronotipos y su estado de ánimo, los investigadores descubrieron que la gente diurna tiene un más alto puntaje positivo en todos los aspectos, comparado con las personas nocturnas. El ánimo no es lo mismo que la felicidad en general, pero las conclusiones pueden reflejar en parte los desafíos que enfrentan los búhos diariamente. "Despertarse temprano puede, por cierto, hacerlo a uno feliz como una alondra", concluyen los investigadores en la revista Emotion.
8 Ambos grupos pueden ser más creativos en el horario opuesto a su cronotipo
Con todo, hay claros beneficios en cuanto a hacer corresponder el cronotipo con el estilo de vida, pero un eventual desfase no es el fin del mundo. Incluso puede promover algo de creatividad, según un estudio de 2011 de las psicólogas Marieke Wieth y Rose Zacks.
Wieth y Zacks establecieron el cronotipo de 428 participantes de un estudio y luego asignaron al azar sesiones de pruebas matutinas o al final de la tarde. Durante la sesión, los participantes debían resolver seis problemas. Algunos eran problemas analíticos que se podían resolver con pensamiento lógico, mientras que otros eran problemas de comprensión, que tienden a resolverse vía momentos de creatividad. Un breve ejemplo de problema de comprensión usado en estos estudios: un comerciante de monedas antiguas recibe una oferta para comprar un ejemplar de bronce con la fecha 544 a.C. de un lado, pero en vez de comprarla llama a la policía. ¿Por qué? Ninguna moneda hecha antes de Cristo tendría esa inscripción.
A través de la revista Thinking and Reasoning, Wieth y Zacks informan que, en general, la gente tuvo más éxito con los problemas analíticos. Pero los participantes tuvieron una tasa más elevada de solución de problemas de comprensión cuando los abordaron fuera de su horario óptimo -es decir, un búho haciendo una prueba de mañana- que cuando lo hicieron en sesiones alineadas con su cronotipo. Los resultados dan sustento a la teoría de la incubación de la creatividad: tomarse un respiro cuando uno intenta resolver un problema, a menudo por fatiga mental, puede producir una visión inesperada.
Fuente: La Nación