"No pude decir `este premio no me lo esperaba’ porque me habían llamado de la Guinness World Recors de Londres, una semana antes, para confirmarme que me entregarían un premio en la Academia de Cine Español, en Madrid." Del otro lado de la línea está el cineasta Lucas Figueroa, quien cuenta algunos detallecitos de la distinción que recibió el viernes último. "Un premio por la cantidad de premios", propone en juego dialéctico. Es que el realizador argentino acaba de entrar a los reconocidos Guinness porque su seductor e interesante cortometraje "Porque hay cosas que nunca se olvidan" obtuvo ¡278 premios!, una cifra nunca antes alcanzada. "Creo que el antecedente más cercano eran 80 premios... Esto es una burrada", cuenta Figueroa, de 32 años, desde su departamento de Plaza Mayor, en pleno corazón de Madrid, adonde está instalado hace más de una década, aunque se define "un andariego que vive en un avión".

"Me hicieron más notas esta última semana que en toda mi vida", grafica Lucas, que hoy llegará a Buenos Aires para darse a conocer. "Es verdad, mi nombre no suena demasiado; ojalá que este premio resulte un trampolín y me encarame como realizador", anhela quien está en el umbral de tres proyectos de largometrajes (un drama, un thriller y una comedia negra) que lo tienen viajando a Los Angeles con mucha frecuencia.

La historia del film de 13 minutos, rodado en España en 2008, hace foco en cuatro chicos que se vengan de una anciana que les pincha la pelota con la que ellos jugaban al fútbol en una calle de Nápoles de los `50.

El corto ganó premios en los lugares más disímiles. Sin embargo, hubo coincidencia de parte de los jurados. ¿Cuál pensás que fue el mayor gancho?
Supongo que tiene varios ganchos. El fútbol es un gran unificador de culturas. Pero también está la cuestión de la niñez, hay una fuerte dosis de humor negro y cierto morbo, ya que se relata la venganza de estos chicos contra la pobre vieja.

Nacido en Morón, Lucas dice que se fue de Buenos Aires a los 20 años para iniciar su proyecto "No name", sobre "diez preguntas existenciales a empresarios y `homeless’ de veinte países, trabajo -explica- que me compró la Universal Studio de los EE.UU. Una tremenda experiencia que, reconozco, me cambió la vida".

¿Cómo es sentirse un "hombre Guinness"?
Francamente no sé, me siento raro, no caí demasiado.

La aparente abulia, en realidad, es porque su corto "Porque hay cosas que nunca se olvidan" ganó una infinidad de premios que, en un momento, dejó de ser llamativo. "Hasta le había perdido el rastro a la peli, no tenía idea en qué festival la pasaban".

¿Te sorprendió la cantidad?
Mirá: en un año y medio, ganó, en promedio, una estatuilla cada 36 horas. Una locura.

¿Dónde fue el lugar más exótico en donde se alzó un premio?
En Suazilandia, un pequeño país en el sur de Africa. Increíble.

¿Quién llevaba la cuenta de las estatuillas recibidas?
Yo seguro que no porque soy un colgado. Pero había un distribuidor que estaba muy pendiente.

¿Las cifras pueden jugar en contra, pensando en lo que viene?
(Se ríe...) Esto no va a volver a sucederme, es como el Barca cuando ganó seis títulos en un año. Si algo tengo claro es que como James Cameron ("Titanic" y "Avatar") no voy a ser.

Casado con una norteamericana, y con una hija –madrileña de dos años-, Figueroa hace saber que ganó un par de premios en Argentina, sin embargo no aplicó para el Festival de Mar del Plata. "No habrá gustado...".

¿Tuviste repercusión después de recibir el Guinness?
El viernes me lo entregaron en Madrid y hasta ahora (once de la noche del domingo), 120.000 internautas entraron a ver el corto. Ese es el mejor premio.

Fuente: La Razón